Las italianas Quarta y Astrim, controladas respectivamente por los grupos constructores familiares Caltagirone y Marchini, convulsionaron ayer el mercado al lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) sobre el 75% de Metrovacesa, segunda inmobiliaria española. En la firma objeto de la oferta no salían de su asombro: "Aún estamos recopilando información sobre las empresas ofertantes, de las que carecemos de datos", afirmaron portavoces del grupo.

Si acaba con éxito, la operación será de 1.229,13 millones de euros (204.510 millones de pesetas). Los títulos de Metrovacesa registraron una subida del 26,79%, hasta 26,50 euros, tras levantar la Comisión Nacional del Mercado de Valores la suspensión de su cotización. Los analistas recomiendan a los pequeños accionistas que vendan.

La oferta, condicionada a lograr al menos el 50%, se realiza a 25 euros por acción y supone una prima del 19,6% sobre la cotización a la que cerraron los títulos el martes. Aún está lejos, no obstante, del plus del 50% que Bami pagó al BBVA para hacerse en junio con el 23,9% de Metrovacesa. El resto de accionistas, a los que se dirige ahora la OPA, quedaron al margen de esa bonificación al sortearse el mínimo del 25% que obligaba a lanzar una OPA.

El SCH protagonizó dos transacciones similares al vender participaciones en Dragados y Vallehermoso a ACS y Sacyr, respectivamente, sin que éstas firmas, que lograron el control de esas sociedades, tuvieran que lanzar una OPA. Estas operaciones reestructuraron el sector de la construcción y forzaron, a su vez, una reforma de la ley.

El año pasado, en pocos meses, el sector del ladrillo cambió radicalmente. ACS, de Florentino Pérez se hizo fuerte en el sector con la entrada en Dragados --antes controlada por el SCH--, con el apoyo de los March y Los Albertos.