Después de Casandra, la sacerdotisa que acertaba en todas sus predicciones pero a la que nadie creía, los personajes más odiados en Wall Street son aquellos que anunciaron la crisis y acertaron. El más conocido, el profesor universitario Nouriel Roubini, quien en el año 2007 ya avisó, con sólidos argumentos, sobre la burbuja en la que estábamos instalados. Insistió con un nuevo libro aparecido simultáneamente en Londres y Nueva York el pasado verano, y del que ya hay traducción española: Cómo salimos de ésta (Destino). Más de 500 páginas entre la crónica de lo sucedido, el análisis de las causas y la casi seguridad de que esto puede repetirse ("la crisis actual ha seguido un guión previsible", advierte).

Ayer, el mismo Roubini atacó de nuevo diciendo que "a las bolsas les quedan muchas caídas por delante". La respuesta la recogieron algunos portales como Bolsamanía, que se hizo eco de Financial Group: "Los mercados van a seguir subiendo tras lo dicho por Roubini". Porque ya lo tienen calificado como "contraindicador", cenizo en léxico vulgar. De momento, no tanto, puesto que ayer Wall Street bajaba el 0,3% a media sesión, bien por ventas después de varios días de subidas, bien porque no se esperaban nuevos indicadores de la marcha de la economía americana que vayan a ser favorables. Y los anuncios de grandes adquisiciones por gigantes como Southwest, Wal-Mart y Unilever apenas inquietaron.

Peor fue para la bolsa española, que bajó más que el resto de plazas europeas, lo que ocurre con demasiada frecuencia, según los analistas. El Ibex 35 bajó el 1,07% y quedó en los 10.613 puntos. Otra vez la mala marcha de un banco europeo, esta vez el Anglo Irish Bank, tuvo su contagio sobre los dos grandes españoles, Santander y BBVA. La mayor caída de las empresas del Ibex correspondió a Gamesa, el 2,93%, seguida de Inditex, con un retroceso del 2,61%, en tanto que OHL cayó el 1,84%, y luego se situaron los grandes bancos.