Los líderes de la Unión Europea enviarán hoy un mensaje de "pleno apoyo" a la actuación del Banco Central Europeo (BCE), que está resultando clave para capear la tormenta financiera por la que atraviesa la zona del euro desde hace meses. La cumbre europea que hoy concluye en Bruselas aprobará finalmente unas conclusiones sobre la estabilidad futura de la Eurozona en las que se dedica una mención especial al papel que está teniendo la autoridad monetaria. La declaración contiene siete compromisos de los gobernantes europeos ante la actual crisis financiera y económica. Uno de ellos expresa "el pleno apoyo a la actuación del BCE" y añade que los Veintisiete apoyan al Banco Central Europeo "en su autonomía para garantizar la estabilidad de los precios, anclar sólidamente las expectativas inflacionistas y contribuir así a la estabilidad financiera de la zona del euro". Los gobernantes recuerdan asimismo que están "comprometidos en garantizar la independencia financiera de los bancos centrales del sistema del euro". Según fuentes comunitarias, el apoyo es especialmente significativo en un momento en que las intervenciones del BCE en el mercado secundario de la deuda y las medidas no convencionales de apoyo al sector financiero se han convertido en las únicas armas efectivas contra el nerviosismo de los mercados. Aunque no se menciona ninguna de las dos, por respeto a la independencia del Banco, en la mente de los gobiernos, sobre todo de los más afectados por la crisis, está el deseo de que la autoridad de Fráncfort mantenga su política. La cuestión es delicada, porque en el interior del propio comité ejecutivo del BCE hay discrepancias sobre la conveniencia de seguir comprando bonos de los estados afectados por la desconfianza de los inversores. El Banco tuvo que aumentar ayer su capital social para hacer frente a eventuales pérdidas. En la cumbre que hoy concluye en Bruselas los líderes europeos han tomado decisiones que también pretenden contribuir a la estabilización financiera de la zona, pero no se concretarán inmediatamente. Así, la reforma del tratado acordada para poner en marcha un fondo permanente de asistencia a los estados con problemas financieros no entrará en vigor, en el mejor de los casos, hasta el 1 de enero de 2013. El propio fondo permanente de estabilización, cuyos detalles todavía deben ser fijados por los ministros de Finanzas de la zona euro, no empezará a funcionar hasta mediados de ese año. Entre tanto, si la crisis de la deuda continuara, los países de la zona del euro disponen ya de un fondo intergubernamental de carácter temporal y un mecanismo comunitario de asistencia que pueden reunir hasta 500.000 millones de euros. A este montante se añadirían más 250.000 millones en préstamos puestos a disposición de los europeos por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, aseguró anoche, tras la primera sesión de la cumbre, que "no se plantea" en estos momentos la cuestión de una eventual ampliación de esos recursos. No obstante, al comienzo de su declaración sobre el euro, los Veintisiete reafirmarán hoy su voluntad de "hacer lo necesario para garantizar la estabilidad de la zona del euro en su conjunto", lo que se interpreta como su disposición a aumentar el fondo si alguna gran economía de la zona sufriera el contagio de la crisis. "El euro es, y seguirá siendo, parte central de la integración europea", añaden los jefes de Estado o Gobierno. Las conclusiones incluyen otros seis compromisos de los gobernantes comunitarios relacionados con los programas de ajuste en Grecia e Irlanda, la responsabilidad presupuestaria, las reformas estructurales, el endurecimiento del Pacto de estabilidad y crecimiento, la disponibilidad del fondo temporal y la realización de nuevas pruebas de tensión en el sector bancario.