El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se convirtió ayer en el embajador de los pobres ante poderosos líderes políticos y empresariales. Lula intervino ayer en el Foro Económico de Davos, meollo del capitalismo mundial y, ante un foro de varios cientos de personas, que le ovacionaron en varios momentos, dijo que "el hambre no puede esperar", por lo que propugnó construir "un nuevo orden económico mundial más justo", para combatir la pobreza y fomentar la paz.

El flamante presidente propuso crear un fondo internacional, con la participación de los países del G-7 (los más ricos del mundo) y de los grandes inversores internacionales, "para luchar contra la miseria y el hambre en el Tercer Mundo".

MONTAÑA MAGICA

Llegado directamente de Porto Alegre --donde lideró las intervenciones del Tercer Foro Social Mundial, alternativo a la reunión de Davos--, planteó una cooperación más estrecha entre ambos foros: "Desde esta montaña mágica, os invito a mirar el mundo con otros ojos", dijo, en referencia a la novela de Thomas Mann que tiene a Davos por escenario.

El antiguo sindicalista y fundador del Partido de los Trabajadores que acaba de ganar el Gobierno de Brasil, llevó a Davos el espíritu de Porto Alegre e intervino en él con la misma vehemencia, pero lo hizo con corbata.

"Si sois coherentes, ni podéis ni debéis poner barreras a los países en desarrollo", dijo antes de criticar las subvenciones de los países ricos en favor de sus agricultores y el proteccionismo frente a los países emergentes. Abogó por el libre comercio, pero rechazó que éste sólo favorezca a los países desarrollados, y desató aplausos cuando dijo: "No queremos ser tratados como ciudadanos de segunda". "Aquí, en Davos, hoy no hay otro dios que el libre mercado, pero el mercado libre debe tener como corolario la libertad y la seguridad de los pueblos", dijo.

En alusión a quienes han criticado su participación en el foro de Davos dijo que iba a salir de allí sin haber perdido su integridad: "Ni me he dejado comer, ni he comido a nadie", bromeó. Ayer mismo, en Porto Alegre, una activista estampó una tarta en la cara al presidente del Partido de los Trabajadores de Brasil, José Genoino, en protesta por el viaje de Lula a Davos.

VISION CAPITALISTA

Desde otro punto de vista bien distinto, el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, también se refirió al fin de la pobreza en el mundo. Powell apeló a los gobernantes de Europa y de Japón para que emprendan reformas que les permitan contribuir al crecimiento que lidera EEUU. "El motor económico mundial debe girar sobre todos sus cilindros si los países desarrollados quieren obtener tasas de crecimiento suficientes para antes del 2015 y reducir a la mitad el número de personas que viven en la pobreza", dijo. En su opinión, Europa debería abordar reformas en el mercado de trabajo y en sus regulaciones.

El presidente de Microsoft, Bill Gates, anunció la donación de 200 millones de dólares para una Iniciativa de Salud Global que investigue las enfermedades en el mundo en desarrollo.