Los bancos españoles hemos sufrido, pero somos socios de Argentina y de su futuro. Estamos dispuestos a compartir los costes de sus reformas sociales". La frase es de Francisco Luzón, responsable del SCH para Latinoamérica, que escenificó ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander un cambio de actitud de la banca --al menos del SCH-- respecto a la política del presidente Néstor Kirchner.

El banquero, que había sido el más duro ante el mandatario argentino durante su encuentro con empresarios españoles en Madrid hace dos semanas, explicó que "no habrá crecimiento en la región sin una solución para el sistema financiero y sin el reequilibrio patrimonial".

MENSAJE OPTIMISTA

Sin oferta de crédito no habrá crecimiento, dijo, pero su tono fue conciliador, al matizar que en la intervención de Kirchner en Madrid había que diferenciar el fondo de la forma. Ahora, a la banca comienza a sonarle bien "la partitura de la música que interpreta el Gobierno".

En un plazo de entre 60 y 90 días "deberíamos ser capaces de retomar la normalización del sistema financiero", añadió Luzón, para quien es imprescindible compartir los objetivos de las políticas sociales de la Administración argentina, con el objetivo de paliar las dramáticas consecuencias de la crisis del 99.

Menos optimista se mostró el director general de Asuntos Internacionales del Banco de España, José Viñals, para quien persiste el riesgo de que la desilusión lleve a la tentación de experimentos populistas, "cuando lo que no se puede hacer es utilizar atajos para lograr prosperidad. No hay una receta para crecer sostenidamente, pero hay que ayudar a las capas más desfavorecidas".

En su opinión, la de los 90 fue una década perdida, pero no cree que el Consenso de Washington fuese un fracaso, sino que no se aplicó bien. Entre otras cosas, porque no recogía los aspectos sociales de la situación argentina y no fue desarrollado por un buen Gobierno nacional, ni las instituciones tenían suficiente calidad.

Además del crecimiento sostenido, para el que no existen recetas milagrosas según los ponentes, la seguridad jurídica de las empresas centró la intervención de Viñals, la del exgobernador del Banco de Argentina con Carlos Menem, Javier González Fraga --quien parecía no tener nada que ver con la catástrofe de su país en aquella época-- y en la del consejero del FMI, Gerd Häusler.