Gis¨le Gouazé está dispuesta a esperar sentada cinco años en algunas de las sillas funcionales modernas que fabrica su empresa de Manresa (Barcelona), Indecasa, hasta ver un cambio en el gusto de los rusos. De momento, su apuesta no encaja demasiado con la demanda moscovita. Gouazé es la representante de una de las 197 empresas que acudió la semana pasada a Moscú, a Expohabitat 2003, la feria de la decoración y el interiorismo que organizó el Instituto de Comercio Exterior para promocionar en el pujante mercado ruso la industria española de equipamiento del hogar.

"Vinimos sabiendo que es un mercado muy clásico. Nuestro producto es todo lo contrario, de mucho diseño actual, pero nuestra intención es introducirnos", explica animosa. De momento, remató en Moscú dos contratos para amueblar las piscinas de dos hoteles, en Kazajistán y en el mar Negro.

Encajar con el gusto ruso fue mucho más fácil para la empresa valenciana Vidal Grau, de Bétera, con 115 empleados. Su estand, uno de los más amplios de la feria, estaba repleto de muebles clásicos, con dorados de 24 kilates, lámparas sobre pedestales de figuras alegóricas y una enorme cama nacarada y dorada que se ilumina. "Hemos traído lo que consideramos que más se vende aquí", explica María José Murcia, directora comercial de Vidal Grau.

DORADOS Y TERCIOPELOS

Para la centenaria firma catalana Valenti, el gusto de los rusos no esconde misterios. "Triunfa el dorado y el terciopelo rojo, pero mi público es el de un nivel cultural alto, no el de un nivel adquisitivo alto", matiza Calixto Valentí, presidente de esta compañía de seis generaciones que coloca su producto en Moscú desde hace cinco años. Ofrece un mueble "clásico de transición", con toques de discreto diseño moderno. Consciente de que el gusto ruso se fija en las marcas, Valenti se centra ahora en la publicidad.

Expohabitat ha sido apoyada por la Administración, con la presencia del príncipe Felipe y del vicepresidente Rodrigo Rato. La consultora Allioth propició los contactos del foro de inversiones. "Rusia es el paradigma del mercado emergente. Con enormes recursos naturales, materias primas y mano de obra cualificada. Pero con el riesgo de un sistema jurídico que a veces no ofrece todas las garantías, y un sistema contable complicado", dice José Salgado, de Allioth.

Además, la corrupción persiste. "Todo el que viene a trabajar aquí ya sabe qué palillo tiene que tocar", explica un empresario que pide el anonimato.