El mal tiempo ha dado al traste con las previsiones de lograr una muy buena Semana Santa desde del punto de vista turístico, según reconocía ayer el secretario general de la Federación Española de Hostelería (FEHR), Emilio Gallego. "Había unas expectativas más positivas de lo que finalmente ha ocurrido, porque en estas fechas la gente espera mucho hasta última hora para viajar, y esta posibilidad se ha estropeado por la climatología", explicó Gallego.

José María Lucas, director general de Viajes Marsans, apuntaba en la misma dirección y explicaba que las reservas de última hora "han experimentado una caída de entre el 5% y el 10% respecto al año anterior, sobre todo en las islas y en los destinos costeros". Al final, la ocupación hotelera de esta Semana Santa ha sido, en conjunto, similar a la del 2003, pero repartida de forma "muy desigual", según la FEHR. Los destinos de nieve son los únicos que han podido colgar en su mayoría el cartel de lleno en los últimos días festivos, junto a la mayor parte de la oferta de turismo rural, que suele contratarse con bastante antelación y que depende menos de la climatología que las zonas de costa.

INCERTIDUMBRE Y ESPERA Según la FEHR, la "incertidumbre" ha rodeado mucho a este periodo vacacional a causa del impacto de los atentados del 11 de marzo en Madrid, y, a pesar de no haber provocado un número de cancelaciones significativo, sí que aumentó el retraso en la contratación y ésta ha acabado no produciéndose en muchos casos debido al mal tiempo.

El caso más significativo ha sido el de la Comunidad Valenciana. Antes de comenzar la Semana Santa se preveían ocupaciones de alojamiento superiores al 80%, pero al final "debido a la mala climatología que ha afectado a Levante en toda la semana los resultados apenas llegan al 70%". En Alicante, la caída fue de 13 puntos porcentuales respecto al año pasado.

También ha sido floja la demanda en Baleares, dónde sólo Mallorca registró resultados similares a los del 2003, "con ocupaciones del 70% aunque sobre un 65% de planta hotelera abierta". Por contra, Canarias y Tenerife se mantuvieron, y, en el último caso se detecta, según Gallego, "una recuperación del turismo alemán", el principal cliente de estas zonas que había experimentado un fuerte bajón las dos últimas temporadas.

Andalucía, el destino estrella de estas jornadas, afrontaba en esta ocasión la Semana Santa con más temor por las amenazas terroristas en el AVE y las recientes inundaciones en el Rincón de la Victoria (Málaga), pero al final "se registró un buen resultado en ocupación y actividad de restauración" tanto en Málaga como en toda la Costa del Sol. Cádiz vivió una Semana Santa excepcional, según la FEHR.