Cada pieza de madera, además, debe formar parte de un todo y emitir el cuidado que el fabricante quiere que perciba el cliente, para lo cual es fundamental prestar atención al más mínimo detalle.

Son incontables las clases de árboles que se pueden emplear para las molduras de los coches, pero todas ellas están extraídas del centro del tronco, del corazón. Tras ser cortada, la madera deja de actuar como ser vivo y empieza a secarse, perdiendo su humedad; para su posterior manipulación, el proceso de desecación es vital, ya que debe conservar un índice de humedad estable para evitar deformaciones y fisuras y alcanzar la elasticidad apropiada.

Cortar la madera y darle forma, cepillarla, nutrirla y barnizarla, en las marcas exclusivas son labores de artesanía que, además, requieren acabados y conocimientos especiales, puesto que las molduras van a estar sometidas a cambios de humedad y de temperatura, incluso a la acción directa del sol. Resulta curioso saber que los pigmentos de los barnices de Rolls tienen en cuenta que la madera se va oscureciendo con el sol y el tiempo, de forma que su comportamiento es justo el contrario, los barnices se aclaran para contrarrestar el oscurecimiento.