De la mano del Seat Ateca abordamos una nueva cita con Marc Ros, que en esta ocasión nos habla de cómo la austeridad y la tecnología pueden convivir bajo un mismo concepto en un mundo que sigue en constante evolución.

En la carretera de Les Aigües Marc Ros (*) se encuentra como pez en el agua. Por su mente pasan muchos recuerdos, de su padre, suyos, y reconoce que es un escenario al que acude casi de forma rutinaria y que saborea en toda su dimensión. En un mundo que no para de cambiar y de moverse un poco de #maravillosarutinaayuda a seguir avanzando.

-Crees que en la sociedad estamos forjando nuevos valores?

-Todo el mundo habla de valores, desde hace cientos de años. Resulta fácil hacerlo. Queda bien. Pero cuesta concretar, y argumentar. Parece que sí, que entramos en una era en la que hay nuevos valores. El valor de la austeridad, el de la discreción, el del pragmatismo, el del atrevimiento, el de la rectificación, el de la colaboración, el del reconocimiento, incluso el de la desconfianza bien entendida, como digo yo, son valores necesarios. De hecho, son valores muy propios del mundo emprendedor y de las empresas que están triunfando. En el caso del Ateca, por ejemplo, me ha llamado la atención esta austeridad germánica llevada al diseño mediterráneo. Si miras las películas de Hitchcock, ni falta ni sobra nada. Todos los planos están porque cumplen una función narrativa. Eso es lo que me gusta de un coche, y de este coche, que no eche nada de menos, pero que tampoco tenga necesidad de añadirle nada.

-¿Te gusta lo austero?

-Creo que la austeridad es un facilitador de valores y te permite centrarte en tu visión. Ser austero y discreto creo que ayuda mucho a que desarrolles valores mucho más importantes, son dos cómos que ayudan a desarrollar tus qués. Simplifica la vida. Elimina distracciones.

-¿Es fácil hallar nuevas perspectivas y hacerse a nuevos valores?

-Hoy tenemos un enemigo que es la dispersión. Es la antesala de la indiferencia. Si avanzas en la dispersión estás a punto de ser indiferente. Necesitamos tener pautas, elementos y personas que te ayuden a gestionar esta realidad tan interferida e interrumpida. No hay nada más peligroso que tres minutos mirando el móvil. Otro valor a considerar es la permanencia, la durabilidad, el tiempo, la recurrencia. Son fundamentales. Hacemos las cosas pensando en cuándo las dejaremos de hacer. «Empezamos» pensado ya en «lo siguiente». Tienes una conversación y piensas en concluirla.

- ¿Qué piensas del coche autónomo?

-Parece que es incuestionable que los coches avanzan hacia una conducción autónoma del mismo modo que creo que el timming será paulatino. Nos costará mucho soltar el volante, del mismo modo que hay gente que permanece en el interior de su coche en un túnel de lavado. Pero las cosas que rodean el nuevo proceso de conducir se irán simplificando en esa dirección, hacia esa autonomía, serán seguras y eso nos ayudará. Y siempre habrá una conducción, llamémosle híbrida, donde quien quiera podrá conducir como le plazca, del mismo modo que millones de personas, y yo, seguimos comprando libros y periódicos en papel, al tiempo que descargándolos en el iPad. Creo en la conducción autónoma, siempre como ayuda, nunca como sustitución.

- ¿Dime qué coche tienes y te diré quién eres?

-Absolutamente. Un automóvil es una extensión de lo que eres, o de lo que no eres pero te gustaría ser. Es un reloj, a lo grande. Por eso no hay mejor campaña que ver a alguien que tú quieres, admiras o respetas, confiar en un producto o en una marca determinada. En el caso del automóvil es especialmente importante porque tengo la sensación de que durante muchos años, y especialmente antes de la crisis, todos hemos sido muy influenciados, y ya toca que las marcas digan cosas nuevas a las personas. La marca de automóviles ya no se define por cómo es el coche, sino por cómo es el usuario. Los atributos pasan de bando. Las marcas tienen la oportunidad de demostrar, más allá de modelos, precios, acabados, equipamientos y motores, cuán inteligentes quieren que sean sus clientes, sus usuarios, sus compradores.

- ¿Cuando ves un coche que te gusta, lo sigues con la cabeza?

- Me gustan los automóviles y sobretodo me gusta ver la evolución de las marcas, cómo evolucionan los modelos, cómo nacen, cómo cambian, cómo mueren. Es en los rediseños de los modelos donde se aprecia el poder de la marca y su consistencia. El diseño también está ahí, en lo que se mantiene. Hay marcas que han sido fieles a sus valores y han sabido evolucionar partir de ellos, y otras que en momentos determinados no los han considerado. Como Volvo. Volvo y la seguridad, ninguna otra marca ha tenido jamás un valor tan consolidado, tan claro, tan argumentado y tan percibido. Y sin embargo, en un momento determinado, quisieron apostar por el diseño, y a partir de ahí perdieron el concepto de seguridad. Hoy no es ni una cosa ni otra. Y no dudo que sea un coche seguro y bien diseñado, yo he tenido uno. Pero la percepción no es la misma. Todas las marcas tienen que conocer y actuar en base a su ADN y aportar algo concreto al mundo, a las personas. Diseño, eficiencia, seguridad, tecnología, creo que ha llegado el momento que las marcas se hagan muchas preguntas, pero sobre todo una: qué aportan al mundo, qué aportan a las personas. Por qué creen que la gente va a querer que existan?

- ¿Te aíslas cuando conduces?

-Mucho. Me aíslo, el automóvil me recuerda al avión, es un momento donde desaparecen el 99% de las cosas que hago, o que puedo hacer, el resto del día. Me aíslo, pero necesito ruido. No sé ir en un coche sin música, sin radio, sin conversación, sin hablar por teléfono. Incluso sin hablar conmigo mismo.

- ¿Y cantas?

-Sí, y también canto. Sí, como en los anuncios. Ochentero y noventero. Biel y Nieves, mis hijos, aportan música del 2000 en adelante. Esa es la suerte de tener hijos de entre 16 y 13 años. Tenemos una playlist muy completa.

- Y también haces reuniones … ¿es una extensión de tu despacho?

- Reconozco que hay momento en el que poder mantener una reunión en coche es maravilloso. Porque estás en otra dimensión y la concentración es absoluta. Y las colas se hacen menos pesadas. Esta mañana he estado una hora hablando con dos compañeros, y ha compensado por tres en la oficina. Y del mismo modo que el coche sirve para aislarse y tener una reunión, también es un lugar fantástico para dejar cualquier llamada en perdida por el retrovisor.

- ¿Eres tecnológico?

- No soy un friki, pero reconozco que procuro estar a la última. Y que me gusta. Porque me exige. Exige entender muchas cosas nuevas. Es el idioma oficinal del mundo en el que vivimos. Aprender tecnología es más fácil que aprender chino. Más allá de mi interés personal, mi trabajo y mis hijos me obligan a estar al corriente y probarlo todo. Pero sin estrés. No me verás en la cola de una Apple Store.

- ¿Hay que tener buenos compañeros de viaje?.

- En la vida hay tres compañeros de viaje clave. El primero eres tú, tú contigo mismo. Estamos rodeados de cosas, personas, conflictos, cambios que nos ponen a prueba a diario, y una primera premisa es estar a gusto contigo mismo, asumir lo que nos ocurre, y lo que podemos hacer que ocurra. Estar a gusto empieza a ser un bien muy preciado en una sociedad donde todo nos invita a vivir la vida de otros, o para otros. El segundo compañero de viaje es o son los que la vida te ha propiciado: la familia y los hijos. Haz, que algo queda. Estar siempre ahí. O ser un ejemplo. Estas son algunas de las ideas que siempre me acompañan cuando pienso en ellos. Por último, elegir buenos compañeros. Con 45 años, lo que siento es que no hay que esforzarse tanto en ir buscando nuevos compañeros, sino seleccionar y cuidar mejor los que ya tienes. Conocer gente nueva es algo fantástico, pero reconozco que el coste de oportunidad es cada vez más elevado, y que cada vez me apetece más sacar mayor partido a lo que ya tengo. Insisto, es lo que tiene estar en el supuesto ecuador de la vida.

Me considero de los que cada día lo termina dando gracias por lo sucedido en este viaje que es la vida. Lo veo y lo siento todo como una verdadera oportunidad. Como esta entrevista.

(*) Marc Ros: Barcelona, 1971. Fundador de Aftershare TV junto a Risto Mejide. Creador de la aceleradora de ‘start ups’ CONECTOR. Presidente de la BCMA (Branded Content Marketing Association) en España y jurado del festival de Cannes de Branded Content.