¡Qué fácil es dirigir una empresa así! Primero, la clientela está cautiva: la ruptura del monopolio es lenta y se dificulta que haya competencia. Segundo, la administración que regula ese sector coloca en la cúpula directiva a sus afines y, tercero, el rédito que se obtiene sin riesgo económico es suculento. Por fortuna, los casos de Alierta en Telefónica, Cortina en Repsol, González en el BBVA y Monzón en Indra no son dignos de elogio en las escuelas de negocios españolas. Pensaría el alumnado que el título se logra siendo amigo de Rato o compañero de pupitre de Aznar.

*Periodista.