En muchos hogares y pequeñas empresas surgen necesidades o imprevistos con los que no se contaba y para los que no se dispone de presupuesto para hacerlos frente. Cada vez más, la figura de los minicréditos al instante es más utilizada y ayuda a salir airoso de esa situación económica imprevista y complicada.

En este sentido, los minicréditos están destinados, como su propio nombre indica, a cubrir la necesidad de cantidades pequeñas de dinero. Es un instrumento financiero joven que se diferencia de los préstamos tradicionales precisamente en el monto facilitado, así como en los plazos de devolución o en la obligatoriedad o no de garantías y avales.

Esta solución financiera ha conseguido romper el círculo vicioso en el que se encontraban muchos solicitantes de préstamos que necesitaban cantidades pequeñas para hacer frente a urgencias y que, sin embargo, el banco tradicional los denegaba por no poseer una situación financiera que garantizase la devolución en los plazos marcados o partían de una cantidad fija superior a la que se requería.

Pero antes de avanzar en la revolución que ha traído consigo internet en el mercado financiero, conviene aclarar la diferencia que existe entre crédito o préstamo, coloquialmente usados como sinónimos.

Mientras que un préstamo es una transferencia fija de dinero que el solicitante recibe de una sola vez con unos intereses asociados a las cuotas de devolución, un crédito está orientado a acontecimientos imprevisibles por lo que la devolución suele ser en una única cuota y con unos intereses más bajos que el mecanismo anterior.

Decidir cuál de los dos puede ser más beneficioso, lo marcará la situación en la que nos encontremos. Generalmente, si nos ha surgido un imprevisto como una avería en el coche, electrodomésticos o algo que consideramos puntual, la opción más acertada es la de adquirir un minicrédito para poder hacer frente al gasto y que no se encarezca por los intereses incurridos.

Internet, como decíamos, ha facilitado el desarrollo de estos instrumentos, ya que han surgido muchas plataformas que facilitan minicréditos y los requisitos para solicitarlos son mucho más flexibles que los bancos tradicionales.

Sobre todo, la ventaja fundamental es el ahorro de tiempo en la tramitación. Pudiéndolo hacer desde cualquier dispositivo con conexión a internet y, además, a cualquier hora, el solicitante evita el tiempo de desplazarse hasta la oficina física y se suprime la burocracia en papeleos, ya que, en la modalidad digital, está todo el proceso automatizado.

Y lo más importante, los solicitantes reciben la cantidad demandada, en la mayoría de los casos, después de pocos minutos de haber cumplimentado el formulario. Éste se hace de manera muy sencilla, basta indicar la cantidad de dinero que se requiere - hasta 900 € en algunos casos -, el tiempo de devolución - máximo de 44 días - y cumplimentar, paso a paso, los campos de los datos personales indicados. Tras confirmar la petición, en menos de diez minutos, el usuario tendrá disponible el dinero en la cuenta bancaria indicada y podrá hacer uso de él para afrontar sus imprevistos.