La agencia de medición de riesgos Moody's ha anunciado hoy que mantiene las perspectivas negativas sobre los bancos españoles dado que "su capitalización y su acceso a la financiación del mercado siguen siendo débiles".

En un comunicado, la agencia explica que los factores que explican esta tendencia negativa son "las difíciles condiciones económicas del país, el persistente deterioro de la calidad de sus activos y a los planes de austeridad fiscal del Gobierno".

Según Moody's, esta perspectiva negativa de los bancos españoles se mantendrá a lo largo de los próximos "12 a 18 meses" y cifra en 176.000 millones de euros las pérdidas a las que deberán hacer frente las entidades financieras del país debido a dotaciones y reservas. La agencia denuncia que los bancos solo han reconocido hasta ahora la mitad, 88.000 millones.

Según el autor del informe y analista senior de Moody's, Alberto Postigo, los bancos tendrán que afrontar un déficit de capital de alrededor de 17.000 millones de euros. Postigo explica que "no es previsible que los ingresos de los bancos logren compensar sus necesidades de capital en todos los casos, lo cual obligará a muchas entidades a solicitar capital a través de fuentes externas".

El recurso al FROB

De este modo, prosigue el analista, los bancos tendrán que acudir al Fondo Ordenado de Reestructuración Bancaria (FROB), cuyos 99.000 millones de euros "permitirían a las entidades reforzar sus ratios de capital por encima de los niveles utilizados en las pruebas de resistencia de la propia agencia".

Por lo que respecta a la deuda senior a largo plazo de los bancos españoles, prosigue el informe, su calificación podría verse afectada negativamente por el empeoramiento de la solvencia de España o por las dudas sobre el apoyo estatal a las entidades financieras.

Moody's destaca la "disposición" del Estado español para acudir en ayuda de los bancos, con lo que se mantiene el apoyo a los acreedores, tanto senior como subordinados.

Asimismo, Moody's recuerda que la crisis económica que comenzó en 2007 ha provocado una caída del 4,9% en el PIB español y ha situado la tasa de paro en el 19,8% en septiembre, desde el 8% que marcaba a finales de 2007. Alberto Postigo asegura que, a falta de estímulos económicos, los beneficios de las empresas permanecerán "bajo presión" a lo largo del 2011, con lo que la tasa de paro no mejorará y continuará el deterioro de la calidad crediticia de los activos de los bancos.