La crisis económica ha acelerado el alza de la morosidad, pero esta se hubiera producido incluso si la economía siguiese creciendo. Los cambios legales en las normativas contable y de quiebra de empresas, junto al fuerte crecimiento del crédito y los tipos de los últimos años, han provocado un alza de los impagos ajena a la desaceleración.

Hasta el año pasado, las entidades financieras consideraban que un crédito hipotecario o al consumo entraba en mora cuando los impagos superaban los seis meses, pero con la nueva ley contable este plazo se ha reducido a tres meses. Además, antes solo se consideraba dudoso el cobro de las cuotas no pagadas, mientras que ahora el concepto se amplía a todo lo que queda por cobrar.

La nueva ley concursal, además, favorece la supervivencia de las empresas a lo largo del ciclo económico, pero también provoca que se anticipen los procesos concursales (quiebras). "Si acudes de manera voluntaria, te cubres de que te acusen de dolo", explican fuentes del mercado.

El alza del crédito en los últimos años también influye. Desde que la banca asume el riesgo hasta que aparece la mora pasa una media de tres años, que llegan a cinco en periodos de gran expansión. Por último, la modernización de la economía española la ha hecho más "flexible", con lo que recoge de forma más rápida las tendencias internacionales.