La mayoría de las embarcaciones de arrastre faenan con un motor de potencia muy superior a lo establecido en sus fichas técnicas e, incluso, a lo que permite la normativa. Esta situación, que desde hace años es consentida por la Administración, hace que los armadores paguen menos por las licencias y que hagan sus desplazamientos con más rapidez, pero también más gasto de combustible. Fuentes del ministerio confirmaron los trucajes, que calificaron de "fraude".