El estallido de la burbuja inmobiliaria ha girado una de sus facturas más caras contra las arcas municipales. Los ayuntamientos españoles han dejado de ingresar en dos años casi 3.000 millones de euros, porque entre el 2006 y el 2008 los tributos locales que recaudaban por las actividades inmobiliarias que se realizaban en su suelo se desplomaron más del 40%. Según los datos del Ministerio de Economía --no ha certificado todavía los del 2009--, aunque el volumen total de los ingresos de las haciendas locales aumentaron el 3,6% en dos años, el impuesto de plusvalía cayó el 14%, el de licencia de obras bajó el 34% y los ingresos por las ventas de suelo municipal retrocedieron casi el 56%.

La expansión económica de la última década y, en especial, la gran época de bonanza que disfrutó el sector de la construcción hasta el 2007 ayudaron a sanear la financiación de los ayuntamientos españoles. Ese fenómeno tuvo especial incidencia en los consistorios de las grandes capitales y de las poblaciones más turísticas: los dos archipiélagos y las costas peninsulares.

RECAUDACIONES En el 2006, los ingresos fiscales que las haciendas locales recaudaron del impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana (plusvalía); del impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO) o de licencia de obras, y por la venta de suelo municipal ascendieron a 7.480 millones de euros. Esta cifra representó casi el 15% de los 50.948 millones obtenidos por ayuntamientos y diputaciones en aquel ejercicio.

Tras el derrumbe del mercado residencial, en el 2008, los ingresos fiscales de las actividades inmobiliarias también cayeron en barrena y a duras penas llegaron a los 4.486 millones. Representaron menos del 7% del dinero que entró en las arcas municipales en aquel ejercicio: 52.780 millones. Este retroceso se vio compensado por otros ingresos, como las transferencias procedentes tanto de la administración central como de los respectivos gobiernos autonómicos, de manera que, en su conjunto, no hubo merma de los presupuestos sino crecimiento general de los ingresos. Sin embargo, los expertos temen que en los próximos ejercicios los consistorios tengan que devolver partes significativas de estas transferencias.

Hay que tener en cuenta, que si bien el impacto positivo del boom del ladrillo fue mucho mayor en algunos consistorios que en otros con escasos atractivos turísticos, también el estallido de la burbuja se ha dejado notar más en los municipios que han confiado su erario casi exclusivamente al sol y al cemento.

PRIMEROS REVESES En el 2007 ya se registraron los primeros reveses en la recaudación municipal por la crisis inmobiliaria. Pero no en todos los impuestos. El de plusvalías siguió creciendo respecto del año anterior. Mientras, los fondos procedentes del tributo por licencia de obras o ICIO y el ingreso por ventas de suelo bajaron ostentosamente.

La explicación está en que las plusvalías gravan las ventas de residencias de segunda mano y, hasta el mes de julio del 2007, este mercado estuvo funcionando sin frenos, mientras que ya no se iniciaban tantas obras ni se compraban tantos solares.

Los efectos de la crisis del sector inmobiliario son graves en términos de ocupación. La pérdida de empleo en la construcción ha elevado la tasa general de paro hasta cotas próximas al 20%. Ayer, el máximo responsable sindical de UGT en ese sector, Manuel Fernández Lito, propuso un pacto de estado a 10 años para crear 600.000 empleos con la rehabilitación de viviendas.