Hace ahora 10 años, cuando Steve Jobs aún vivía, Apple lanzó al mercado el iPhone, un aparato que abrió las puertas a cambios no solo tecnológicos, sino de cómo nos comunicamos. Ayer, en el marcado décimo aniversario, la compañía que ahora capitanea Tim Cook presentó en su nueva sede en Cupertino (California) los tres últimos modelos de ese teléfono. Dos, el iPhone 8 y el iPhone 8 Plus, son versiones mejoradas de lo que ya se conoce. En el tercero, llamado iPhone X (diez, no equis), es donde Apple pone las esperanzas de seguir siendo una empresa revolucionaria.

El rediseño del teléfono es radical. Desaparecen los engastes y todo es pantalla (su primera con un sistema OLED). Desaparece el botón de inicio en el iPhone y el teléfono se desbloquea con un avanzado sistema de reconocimiento facial, que releva a la huella dactilar.

Según destacó Apple, se trata de un sistema mucho más seguro, con el potencial de una identificación fraudulenta entre un millón, frente al de uno cada 50.000 del Touch ID. Pero algunos observadores expertos dudan de que ese elaborado proceso de reconocimiento facial vaya a funcionar siempre y sin fallos. Y en un momento algo bochornoso para Apple, de hecho no funcionó a la primera durante la presentación en el nuevo auditorio Steve Jobs, seguido en directo por 1.000 personas y por millones más a través de streaming (el error se ha subsanó rápido).

El iPhone X cuenta también algunas de las mejoras que recogen el iPhone8 y el iPhone 8 Plus: podrán recargarse de forma inalámbrica y usan el nuevo sistema operativo iOS 11. Además, convierten los teléfonos en auténticas cámaras fotográficas de lujo y a casi cualquiera en un profesional de la imagen, elevando no solo la calidad de las cámaras y sensores sino programas de software para mejorar retratos, entre otros.

Los tres modelos presentados ayer resaltan la realidad aumentada, un terreno aún no masificado pero con enorme potencial más allá de mejorar la experiencia de los vídeojuegos. El iPhone X aporta factores de diversión, más entretenidos que revolucionarios, como animar emojis o personalizar esas animaciones usando el reconocimiento facial.

Son todo avances que no llegan sin un coste para el usuario. El iPhone X, que se podrá pedir anticipadamente desde el 27 de octubre pero no empezará a venderse hasta el 23 de noviembre, llegará en modelos de 64 y 256 megabytes y costará un mínimo de 999 dólares (835 euros).

Novedades en sus relojes

El acto celebrado ayer en California le sirvió también a Apple para presentar las novedades en su gama de relojes y en su sistema de televisión. Apple TV eleva la calidad a 4K HDR y la mejora más destacada del Apple Watch (que según la compañía tecnológica ahora es reloj «número uno» en ventas, aunque no se facilitan las cifras) es que en su Series 3 incorporará la conexión celular (aunque ese servicio no estará disponible inicialmente en los relojes cuando se empiecen a vender el 22 de septiembre en España).

Eso hará el reloj independiente del iPhone, una mejora largamente reclamada por los usuarios de esta marca. Y estos finalmente ven extendida la duración de su batería, aunque persisten las dudas, especialmente ante la capacidad del reloj de usar toda la colección de Apple Music.