Hace un año y un día, abogados de Lehman Brothers acudieron a un tribunal de bancarrota y la quiebra del banco de inversión, con más de 150 años de historia, abrió las compuertas a una crisis que ha estado a punto de ahogar a la economía mundial. Esta ha logrado a duras penas mantenerse a flote con salvavidas lanzados por gobiernos y contribuyentes de todo el mundo. Ayer, en el aniversario del colapso, el presidente de EEUU, Barack Obama, llamó a "no dejar que la historia se repita" y defendió sus esfuerzos para lograr cuanto antes una nueva y más estricta regulación que evite que el sistema económico vuelva al borde del abismo. Pidió la ayuda de Wall Street para lograrlo, pero advirtió contra sus excesos.

"Quiero que escuchen mis palabras: no volveremos a los viejos días de comportamientos temerarios y excesos no controlados que estaban en el corazón de esta crisis, donde muchos estuvieron solo motivados por beneficios rápidos y primas hinchadas. Esos en Wall Street no pueden volver a tomar riesgos sin considerar las consecuencias y esperar que la próxima vez los contribuyentes estadounidenses estarán ahí para frenar la caída", dijo Obama. El presidente habló en el Federal Hall de Nueva York de hasta dónde debía llegar el papel del Gobierno.

Ante las críticas de quienes denuncian que su Administración, siguiendo los pasos que emprendió la precedente, está inmiscuyéndose demasiado en el sector financiero, Obama aseguró que aunque "continúa habiendo una necesidad de participación del Gobierno para estabilizar el sistema financiero, esa necesidad está menguando". Añadió que sus propuestas también intentarán "no sofocar la innovación y el empuje".

FINAL DE AÑO El discurso no ofreció novedades en términos de propuestas políticas ni calendario. Sí que apuntó a final de año como una fecha para tener la ley. La llamada de Obama ya se conocía: deben aprobarse nuevas y más duras reglas que ayuden a combatir los riesgos del sistema y que promuevan la transparencia y la asunción de responsabilidades. Y el mapa que ha trazado hacia esa meta incluye una nueva Agencia de Protección Financiera al Consumidor. Obama se inclina por dejar en manos de la Fed la supervisión de las mayores instituciones financieras, pero también por crear un nuevo organismo de control que agrupe a reguladores de distintos mercados.

El presidente afirmó que para superar una crisis nacida en EEUU pero con efectos globales es necesaria la coordinación internacional.