Que el mercado por si solo no tiene solución a todo lleva tiempo quedando en evidencia. Y el último terreno en el que Barack Obama ha iniciado la lucha contra la falta de regulación o las normas laxas es en el de los monopolios.

Christine Varney, responsable de la división antimonopolio en el Departamento de Justicia, anunció ayer que dejarán de seguirse directrices implementadas por la Administración de George Bush en el 2008 que, en sus palabras, "crearon demasiados obstáculos a la aplicación de leyes, favorecieron la cautela extrema y crearon refugios para ciertas conductas". La anulación tiene efecto inmediato y se pretende animar a compañías pequeñas a plantear más frecuentemente sus denuncias ante la justicia.

El escenario elegido para el anuncio estaba cargado de significado. Varney habló en el Centro para el Progreso Americano, un think tank formado por antiguos asesores de Bill Clinton. Fue durante la presidencia de este cuando se libró la batalla contra el control excesivo del mercado por parte de Microsoft. Y aunque Varney no apuntó nombres concretos, el que está en mente de todos es Google.

En las últimas semanas, Justicia ha empezado a investigar el acuerdo de Google con editores y autores, y la Comisión Federal de Comercio analiza la presencia compartida de directivos en los consejos de Administración de Google y Apple.