En Estados Unidos, cuando estalló la crisis, la prioridad fue el rescate del sector financiero, de Wall Street, y otros como el automóvil. Ahora, con una tasa de paro que alcanza ya el 10%, la cifra más alta de los últimos 26 años --se eleva hasta el 17,2% si se incluye a los infraempleados y amenaza con impedir la recuperación en un país sin red de cobertura social y muy dependiente del consumo--, le llega el turno al pequeño empresario y al ciudadano.

El presidente estadounidense, Barack Obama, presentó ayer una serie de iniciativas para convertir la creación de empleo en prioridad. Redirige así la atención hacia la economía productiva.

Son las pequeñas empresas las que, como recordó Obama, han creado en los últimos 15 años el 65% de los nuevos empleos. Es en estas donde el presidente identifica el mayor potencial para regenerar vida en un mercado laboral que desde que se inició la recesión, en diciembre del 2007, ha visto evaporarse siete millones de empleos. Por eso, el eje central de su propuesta incluye medidas como el recorte de impuestos para incentivar la contratación, eliminar durante un año las tasas a las plusvalías y reactivar el flujo del crédito.

OTRAS SUBVENCIONES Los otros pilares de su plan son la inversión en infraestructuras y la apuesta por energías limpias, planteando, por ejemplo, una especie de plan renove del hogar para adaptar las casas a un consumo más eficiente. Asimismo, Obama quiere ampliar los subsidios a los desempleados y la ayuda a los parados para recibir cobertura sanitaria.