El rescate del sistema financiero obligó al Gobierno de EEUU a inyectar casi 500.000 millones de euros para evitar el colapso de muchos de sus bancos. Un año después de aquel terremoto en Wall Street, a medida que las entidades van dejando atrás los números rojos y que vuelve poco a poco la normalidad, la Casa Blanca les recuerda ahora que sobrevivieron gracias a los esfuerzos de los ciudadanos y por ello deben devolver el favor que les hicieron durante la crisis.

"Queremos nuestro dinero de vuelta, y lo vamos a recuperar", con estas contundentes palabras, Barack Obama anunció ayer en Washington que su Administración propondrá al Congreso la aprobación de un nuevo impuesto a los grandes bancos de Wall Street que se beneficiaron de aquellas ayudas con el que espera recaudar entre 62.000 y 83.000 millones de euros en los próximos 10 años.

Se llamará "comisión por la responsabilidad en la crisis financiera" y afectará a entidades financieras cuyos activos superen los 34.500 millones de euros, a los que les espera un nuevo gravamen del 0,15%. Obama dijo que esos bancos ya han empezado a devolver las ayudas, pero estimó que el coste del programa de activos tóxicos (Tarp) aprobado por el Tesoro ascenderá a unos 80.000 millones de euros. "Y queremos recuperar la mayoría de esos fondos", insistió.

Tras reconocer que son uno de los pilares de la economía estadounidense, el presidente les recordó que siguen existiendo gracias a los ciudadanos y por eso lamentó aún más que una vez que se ha sorteado el temporal vuelvan a verse las mismas prácticas del pasado, adoptando riesgos innecesarios y aprobando bonificaciones "obscenas". La idea no es castigar a Wall Street, sino evitar nuevas crisis, vino a decir.

En el horizonte de Obama está también el colosal déficit que tiene entre manos, casi un billón de euros para este año, y por eso ayer casi nadie dudaba de que la Casa Blanca logrará los apoyos necesarios en el Capitolio para que el nuevo impuesto sea aprobado sin complicaciones.

El anuncio llega la misma semana que comenzó a trabajar la comisión de investigación abierta en el Congreso, por la que pasaron estos días los máximos ejecutivos de Goldman Sachs, JP Morgan, Morgan Stanley y Bank of America. Todos admitieron errores, pero se negaron a pedir disculpas. Uno de ellos, Jamie Dimon, dijo que el nuevo impuesto de Obama no era buena idea.

APOYO DE ZAPATERO En cambio, José Luis Rodríguez Zapatero se congratuló ayer de la iniciativa de Obama de establecer un nuevo impuesto a los bancos y se mostró convencido de que contribuirá a poner en marcha un sistema financiero "más justo y con unas reglas más equitativas". Zapatero consideró que sería "positivo implementar una medida similar" en la UE.