Las previsiones más optimistas de la Casa Blanca vaticinan para el 2011 un déficit presupuestario federal de 1,07 billones de euros. Por eso Barack Obama propuso ayer congelar dos años los salarios de los empleados públicos para ahorrar 21.000 millones de euros en los próximos cinco años y hasta 45.000 millones de euros de aquí a 10 años.

Obama pidió a los funcionarios otro "sacrificio" y apelando al espíritu bipartidista invitó a los líderes del Congreso a trabajar en los próximos meses para consensuar una estrategia para reducir el agujero en las cuentas públicas e impulsar la recuperación. "Todos tendremos que cooperar y empezar a pensar no en la próxima elección sino en la próxima generación".

La medida, que debe aprobar el Congreso, afectará a dos millones de funcionarios. "Las familias y las empresas ya se han apretado el cinturón y ahora le toca al Gobierno", indicó Obama, quien precisó que será la primera de otras medidas para afrontar el abultado déficit. La propuesta llega la misma semana en que se publicarán las conclusiones sobre el déficit.