Pese al año adicional de margen que le ha concedido la Comisión Europea, el "compromiso" del Ministerio de Economía sigue siendo cumplir el objetivo oficial de alcanzar un déficit de las cuentas públicas inferior al 3% en el 2012. Así lo afirmó ayer el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. Se trata de un anuncio sorprendente, ya que son muchos los analistas que han puesto en duda que el Gobierno vaya a ser capaz de reconducir el abultado agujero de las cuentas públicas, no ya en tres años, sino incluso en cuatro ejercicios.

Ocaña matizó, de hecho, que el Gobierno no rechaza aprovechar el respiro que le ha dado el Ejecutivo comunitario. "Tendremos que valorar ese margen adicional de un año que nos ha concedido la Unión Europea", afirmó en el Congreso.

Sobre la estrategia para sanear las arcas de la Administración, el responsable de las cuentas públicas defendió que hay "datos suficientes" para afirmar que lo peor de la crisis ha pasado y que es el momento de trabajar para lograr una recuperación "rápida y sólida". Pero, alertó, la vuelta al crecimiento y la retirada paulatina de las medidas anticrisis no serán suficientes. "Será necesario iniciar un paulatino proceso de revisión de los ingresos y de los gastos públicos y esto lo tendrá que hacer no solo la Administración central, sino todas las administraciones", advirtió a autonomías y ayuntamientos.

La Administración central del Estado registró un déficit de 59.310 millones de euros hasta octubre, el equivalente al 5,63% del PIB. Este dato es una décima inferior al de septiembre por motivos de calendario en los ingresos. Pero en volumen, es siete veces más abultado que el de 12 meses antes.

Ocaña explicó que, tras un primer cuatrimestre peor de lo esperado, la evolución de las cuentas apunta a cumplir la previsión de cerrar el año con un déficit "algo por encima" del 8% (la previsión oficial es 8,1%). Defendió que 29.728,2 millones del déficit responden a medidas anticrisis, si bien incluyó en esta cifra los 15.767 millones transferidos para pagar el paro. La recaudación de los impuestos directos cayó un 13,4%.