La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó en la reunión extraordinaria que celebró ayer en El Cairo no recortar todavía más la producción de crudo y esperar la evolución que marque el mercado en las próximas semanas.

Arabia Saudí aprovechó la reunión ministerial para proponer a sus socios del cártel fijar a 75 dólares el precio del barril, un valor que el ministro saudí del ramo, Ali al-Nouaïmi, calificó de "justo y equitativo" y que supone un aumento de al menos el 25% sobre los precios actuales.

MERCADO INTERNACIONAL Así pues, la OPEP mantiene de momento el acuerdo que alcanzó el pasado octubre en Viena y que supuso retirar del mercado 1,5 millones de barriles diarios a partir del 1 de noviembre. La medida, destinada a forzar una subida del crudo en el mercado internacional, no ha dado hasta ahora los resultados esperados. Hoy, el barril se paga casi tres veces más barato que hace cinco meses, cuando alcanzó la desorbitante cifra récord de 147,50 dólares y los analistas pronosticaban que llegaría a los 200 dólares. De mantenerse la tendencia a la baja actual y no repuntar lo suficiente el precio, la OPEP podría plantearse un nuevo recorte de la producción --que hoy es de más de 23 millones de barriles diarios-- en la reunión que tiene previsto celebrar el próximo 17 de diciembre en la ciudad argelina de Orán.

Un elemento que contribuye también a limitar la extracción de crudo es la necesidad de no alimentar todavía más el exceso de estoc que sufren los países productores, debido al brusco descenso de la demanda mundial. La propuesta saudí de fijar un precio medio del barril tiene como objetivo, por un lado, defender las economías de los países miembros que dependen principalmente de los ingresos derivados del oro negro, y, por el otro, contribuir a la recuperación de la economía del planeta, muy afectada por la profunda crisis financiera. No obstante, no todos los miembros de la OPEP, que produce el 40% del petróleo mundial, están de acuerdo con este planteamiento.

VOCES DISIDENTES Venezuela e Irán, por ejemplo, apuestan por acelerar las medidas que supongan incrementar cuanto antes el precio del barril. Los cuantiosos ingresos recibidos en estos ultimos años por la venta de crudo les han permitido llevar a cabo la política de subsidios, base de sus gobiernos populistas.

En la reunión de El Cairo, el ministro de Petróleo de Venezuela, Alí Rodríguez, se mostró partidario de un recorte mayor de la producción para así forzar la subida del barril, como mínimo hasta los 90 dólares.

Algunos analistas consideran que detrás de la propuesta de Arabia Saudí, un fiel aliado de Estados Unidos, se esconde el deseo de castigar a estos dos países y de rebote a Rusia, país productor que no forma parte de la OPEP pero que se ha convertido en un aliado de Venezuela e Irán y que apoya sus reivindicaciones en el negocio del oro negro.