Delfos se trasladó ayer a Wisconsin, donde el oráculo Bernanke se reunió con otros pitonisos de bancos centrales. Al salir, mitológicamente, de la cueva se aprestó a dar un mensaje de optimismo sobre le futuro de la economía norteamericana, aunque siguiendo los consejos de su predecesor Alan Greenspan sobre cómo hay que transmitirlos: ser suficientemente claro para que nadie lo entienda. Ya operaban así los sacerdotes griegos. La promesa de que si había más tropiezos reaparecerían las muletas del dinero público tuvo dos apoyos en datos del día. Uno, de doble lectura: el crecimiento norteamericano del segundo trimestre había sido menor que el del trimestre anterior (mal augurio), incluso algo peor del que se pronosticó con demasiada anticipación, pero mejor de lo que era hace un año. El otro dato, aunque siga teniendo la subjetividad de la encuesta, es el índice que calcula periódicamente la Universidad de Michigan --que se da por indicador oficioso-- sobre la confianza de los consumidores, que no mejora. Lejos del altar de las predicciones, la partida de póker entre Dell y Hewlett Packard por hacerse con la también informática 3Par vivió otra ronda de pujas, que hizo las delicias de los especuladores de ambos bandos.

Sin ningún mal dato (o bueno, todo vale) local que llevarse a la boca, los parquets españoles optaron por replicar la evolución de Wall Street (al menos en sus primeras horas) y cerró la semana con el Ibex en 10.148 puntos. Una semana, medio punto más. En lo que va de año, pérdidas del 15%.

Todos los grandes valores subieron: Iberdrola, el 2,07%; Telefónica, el 1,93%; Repsol, el 1,8%; Banco Santander, el 0,88%; y BBVA, el 0,71%. Ferrovial presidió las ganancias del Ibex con un alza del 2,89%, mientras que Técnicas Reunidas subió el 2,62%; Abengoa, el 2,53%; Grifols, el 2,46%, y ArcelorMittal, el 2,2%. Solo dos compañías del Ibex concluyeron la jornada con pérdidas: Iberia, el 0,27%; e Indra, el 0,19%.