Es de lógica que, salvo que uno posea unas capacidades oratorias socratianas, resulta muy difícil defender una cosa y su opuesta. El auditorio tiende a decantarse. Y cuantas más voces hay sobre el escenario, más arduo resulta hacerlo. Ayer volvió a ser uno de esos días en que el inversor no sabe qué esperar de España.

The Wall Street Journal --el diario económico conservador estadounidense al que José Luis Rodríguez Zapatero concedió una entrevista hace pocos días para defender que el país había superado ya la crisis fiscal-- afirmó que los apuros económicos de los ayuntamientos complican el compromiso del Gobierno de reducir el déficit al 3% en el 2013 y podrían obligar a emprender un "rescate local".

Paralelamente, el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, proclamó que "no hay absolutamente ninguna posibilidad de que España no pueda pagar su deuda pública". Nada nuevo, una nueva contradicción que los analistas y los expertos vierten sobre los inversores.

La incertidumbre no ayuda, pero a quienes tienen que decidir qué hacer con el dinero propio y ajeno les tiene más preocupados la campaña de presentación de resultados empresariales que está a punto de comenzar. Si decepcionan, se producirán más caídas de las cotizaciones: las compañías se la juegan.

Prueba de que una mala noticia empresarial pesa, y mucho, es que Gas Natural se dejó ayer el 3,58% de su valor, tras anunciar el impacto que le podría causar perder su pugna con Sonatrach. La mala apertura de Wall Street dio la puntilla al Ibex 35 que, tras cotizar al alza, cerró con una caída del 0,64%, hasta los 10.383 puntos. De los grandes valores, solo subió el Banco Santander, el 0,12%; mientras que BBVA bajó el 1,06%; Repsol, tras la subida previa por el acuerdo con Sinopec, cayó el 0,96%; Iberdrola, el 0,91%; y Telefónica, el 0,77%. Sacyr lideró las subidas con un alza del 2,54%, seguida de Gamesa (1,69%).