Un año lleva el mercado inmobiliario estadounidense mostrando su debilidad. El cartel de "se vende" cuelga en las viviendas durante meses y la mayoría de las veces los propietarios acaban vendiéndolas por un precio inferior a la deuda hipotecaria que en su día contrayeron con el banco. "Tanto las empresas prestamistas como los dueños con créditos conocidos como de alto riesgo están enfrentando los resultados de una bonanza descontrolada durante los pasados cuatro años", explica Alberto Pérez, analista de una compañía de préstamos hipotecarios con base en el estado de California, donde en los primeros siete meses del año se registraron 132.100 preembargos, ocupando el segundo lugar después de Florida y por delante de Arizona.

Estos son los tres estados a los que más ha afectado la crisis de los llamados créditos basura (subprime ), hipotecas concedidas a personas que no acreditan fácilmente sus ingresos, no poseen bienes que garanticen la devolución y tienen un bajo historial de crédito, la gran arma para los compradores en este país. Los bancos y las compañías hipotecarias empezaron a ofrecer subprime a mediados de la década de los 90. En la actualidad, esta modalidad crediticia representa el 15% del conjunto de las hipotecas. Para compensar el alto riesgo, sus tipos de interés son más elevados que en un préstamo normal.

Familias ahogadas

De este modo viven muchas familias en Estados Unidos hoy en día, ahogadas por créditos que no pueden pagar. Cerca de dos millones de propietarios están a punto de perder su casa, incapaces de hacer frente a las nuevas condiciones que les exigen las entidades bancarias. "Como el crédito estaba tan barato, muchos de los que podían pagarlo adquirieron una segunda o tercera hipoteca sobre la misma vivienda para poder asumir otros gastos, llegando a la misma situación que quienes compraron endeudándose al límite de sus posibilidades", dice el analista de la compañía de préstamos hipotecarios.

Alexis McGee, de Foreclosures.com, comenta: "Los números son desalentadores, pero es mejor que nos vayamos acostumbrando porque seguirán así unos 18 meses más". McGee acaba de presentar su informe del mes de julio sobre los embargos en California y continúan al alza (11,5 por cada mil propietarios). "Tienen problemas los que compraron en los últimos tres años, que se han quedado con cuotas por encima de sus posibilidades por la subida de los tipos de interés variable". Una situación confirmada esta semana por Countrywide Financial Corp., la empresa líder en préstamos de vivienda, una de las compañías más perjudicadas por esta crisis. Según Merril Lynch está al borde de la quiebra.

Empresas desaparecidas

El número de embargos durante el mes de julio fue el más alto en cinco años, a pesar de la reducción de volumen de nuevos préstamos basura por la desaparición de empresas dedicadas a este tipo de hipotecas.

En este efecto dominó se venden menos casas y el precio medio está bajando. "Es una consecuencia razonable. Así como en el pasado los precios se dispararon, ahora los altos intereses, las mayores exigencias de crédito y el aumento de la oferta hace que los precios disminuyan. Es una tendencia que seguiremos notando el resto del año", continúa Alberto Pérez. En definitiva, se ha esfumado la situación de euforia inmobiliaria y los estadounidenses se enfrentan ahora a la bancarrota, como muchas de las empresas que les concedieron los préstamos.

Espiral de crédito

¿Efectos? El primero será el consumo, porque muchos ampliaron la hipoteca para pagar la universidad de los hijos o las vacaciones, y les concedieron préstamos con un principal bastante superior al precio de mercado de la casa en el momento de adquirirla. Se popularizó la segunda hipoteca, aumentando la espiral de creación de crédito. Esto funcionó mientras subía el valor de los activos que hacían de garantía.

Además, cuatro de cada cinco hipotecas se traspasaron a un banco de inversión, que las agrupaba y posteriormente las vendía en forma de bonos a los fondos especulativos, o hedge funds , empaquetando las hipotecas más seguras junto con las basura. En lugar de pagar en efectivo, los hedge funds pidieron dinero a los bancos para comprar estos bonos. Entidades de crédito se han visto afectadas por este tipo de actividad. Además de las entidades financieras, la crisis también ha salpicado a los mercados bursátiles. Sin ir más lejos, el español Ibex 35 perdió solo durante esta semana un 2,04%.

Henry Paulson, secretario del Tesoro de Estados Unidos, ha reconocido que era inútil negar " la gravedad del problema", sobretodo cometiéndose "excesos" durante el ciclo de bonanza económica.