La batalla de Alcazarquivir, en agosto de 1578, es uno de los recuerdos históricos más amargos de nuestros vecinos portugueses. Marca el inicio de su decadencia como potencia mundial. El rey Sebastián murió en el norte de Africa tratando de conquistar el actual territorio de Marruecos. Su cuerpo nunca se encontró y la leyenda lusa dice que algún día volverá a dirigir su país.

Los portugueses aún le esperan y más les vale que llegue pronto, porque las cosas pintan mal. En una encuesta realizada por Reuters que se dio a conocer ayer, 44 de los 51 analistas consultados dan por seguro que el país necesitará ser rescatado por la Unión Europea este año. En noviembre, eran 34 los representantes de las consultoras, gestoras de fondos y bancos europeos que lo daban por hecho.

Los problemas que tuvo en la víspera el Tesoro luso revivaron ayer los ataques y el temor a la deuda de los países más débiles de la zona euro. El efecto de la visita del viceprimer ministro chino a España se ha diluido, así como el consabido azucarillo.

China ha apuntado que podría comprar 6.000 millones de euros en deuda española. La noticia sentó bien a primera hora al diferencial entre el bono español a diez años y el alemán de referencia. El indicador que mide el riesgo de impago percibido por el mercado bajó hasta los 241,3 puntos básicos, pero la caída en desgracia de Portugal lo disparó hasta los 258 puntos, su nivel más alto en dos semanas.

La prima de riesgo de los lusos, claro, está mucho peor, en los 414 puntos, máximo desde comienzos de diciembre. El mercado recibió con mala cara vendedora el anuncio del Tesoro portugués de que realizará una nueva subasta el 12 de enero. Efecto contagio inmediato: los diferenciales de Italia y España (que realizan subastas la semana que viene) y de Bélgica subieron con fuerza. En definitiva, la crisis de la deuda, o mejor dicho, de la eurozona, sigue viva y condicionándolo todo. Prueba de ello es que el euro retrocedió hasta los 1,301 dólares, un nivel que comienza a ser peligroso. Según muchos expertos, si pierde los 1,3 dólares podría entrar en una espiral bajista de ventas.

Así las cosas, el Ibex 35 se dejó el 1,01%, hasta los 9.702,7 puntos. Bien es cierto que, como es propio de un día medio festivo con poco volumen de negociación, dio diversos bandazos a lo largo del día. Pero lo preocupante es que continúa sometido a tendencias bajistas. Sobre todo por la parte de los bancos, los más perjudicados por la zozobra de la deuda.