A tenor de la situación en otros países, para muchos Alemania es el paraíso de las ayudas. De ahí la controversia existente en las filas de muchos partidos políticos germanos y sobre todo en la opinión pública sobre la necesidad de que el Estado participe de tal grado en la manutención de los ciudadanos. ¿Para qué trabajar?, se cuestionan en muchas ocasiones los medios alemanes, recogiendo el sentir de la población, si con lo que da el Gobierno se puede vivir, sin lujos, pero vivir.

Aun así, estos días hay polémica por la decisión de Berlín de no incluir más ni el tabaco ni la cerveza en el cálculo de las ayudas sociales que reciben 6,5 millones de ciudadanos. Son cambios introducidos en el denominado programa Hartz IV y que, a pesar de estos recortes, asciende a 364 euros por mes, frente a los anteriores 359 euros. Una pequeña subida en la que no se incluyen las ayudas a la vivienda y calefacción, que van aparte. ¿El objetivo para el Gobierno? Incitar a los parados a volver al mercado laboral. Pero este es solo un ejemplo: Alemania da la misma ayuda por tener un hijo que España por siete. Las familias alemanas reciben una ayuda (Kindergeld ) de 184 euros mensuales por el primer y segundo hijo; por el tercero, unos 190, y 214 a partir del cuarto. Son unas prestaciones independientes de los ingresos y duran hasta que el hijo cumple 18 años, aunque a veces llegan hasta los 26 años, mientras acaban sus estudios.

CUIDAR AL MENOR Además los padres reciben otra ayuda (Elterngeld ) para reparar la merma de ingresos familiares si uno de los progenitores deja de trabajar para cuidar al niño. La cantidad que se paga es el 67% del ingreso neto anterior al nacimiento, hasta un tope de 1.800 euros y un mínimo de 300 euros mensuales, durante un máximo de 14 meses.

Todo alemán con personas dependientes a su cargo cobra una prestación que, dependiendo de la discapacidad, va de los 420 a los 1.470 euros mensuales. Suma y sigue: la Wohngeld o ayudas para la vivienda, por la que unos 800.000 hogares reciben 140 euros al mes. Una cantidad que, como el resto de prestaciones y al revés que en muchos países, ha subido en los últimos meses.