Derrotar a la recesión económica va a ser más difícil para el presidente Bush que aplastar a Irak. Estados Unidos atraviesa la peor crisis financiera desde la Segunda Guerra Mundial, traducida en drásticos recortes en todo tipo de programas públicos y sociales de un extremo a otro de la nación, que agudizan la tasa de desempleo, disparada a su punto más alto desde 1994. En algo más de dos años bajo su gestión, el país ha perdido 2,6 millones de empleos, un dato ominoso para Bush que prepara ya su reelección, a menos de dos años vista.

"El mercado laboral llora pidiendo ayuda", comentó el viernes el economista Lawrence Mishel, después de que el Ministerio de Trabajo anunciase en Washington un nuevo empeoramiento del mercado laboral. La tasa de paro alcanzó un 6% en abril y el número de parados se eleva ya a 8,8 millones de personas, que amenazan la estabilidad de la economía norteamericana.

Los lamentos resuenan en todo el país, porque los estados tienen las arcas vacías y se han visto forzados a cancelar infinidad de programas sociales instituidos durante los dorados años de bonanza económica del antecesor demócrata de Bush, el expresidente Bill Clinton.

En Oregon, estado que encabeza el desempleo nacional con una tasa del 7,3% --cuatro puntos por debajo de la media española, situada en el 11,7%--, los maestros de escuelas públicas han aceptado trabajar sin sueldo durante dos semanas del curso escolar, mientras que en Nebraska 25.000 madres sin ingresos han perdido el seguro médico, como 275.000 niños pobres de Texas, el estado del presidente Bush.

AMENAZAS DE DESPIDOS

En Kentucky las penitenciarías están liberando a los presos antes de tiempo y en Nueva York el alcalde, Michael Bloomberg, ha amenazado con el despido a 10.000 funcionarios municipales si los sindicatos no aceptan rebajas en sus salarios.

Estos recortes obedecen al déficit global de unos 90.000 millones de euros (1,5 billones de pesetas) que arrastran los estados, dado que los malos tiempos económicos y las sucesivas bajadas de impuestos han reducido sus ingresos. Obligados por ley a presentar presupuestos equilibrados, los estados han recortado todo tipo de programas, desde el arreglo de las carreteras a la contratación de policías, pasando por la eliminación de becas y el cierre de servicios públicos.

IRRITACION POPULAR

Los estadounidenses han reaccionado con irritación y desesperanza ante las vacas flacas económicas, oficialmente declaradas en marzo de 2001, cuando comenzó la recesión que se agravó con los atentados del 11-S. Bush tiene las manos atadas para ayudar a los estados porque sus arcas también están vacías. Pese a que heredó un superávit presupuestario de Clinton, este año tendrá que hacer frente a un déficit de 312.500 millones de euros, que se sumarán a los 268.000 millones previstos para el 2004.

La maquinaria bélica norteamericana lleva la voz cantante en el mundo, pero económicamente EEUU no levanta cabeza y ni la guerra contra Irak, presentada como un factor de estímulo económico, ha logrado ese efecto.