Se hace camino al andar, escribió el poeta y cantó Joan Manuel Serrat. Pero, ojo, porque siguiendo la misma lógica, un solo paso no hace camino. Los inversores, o por lo menos los no especuladores, recibieron ayer con euforia compradora el paso al frente dado por el Gobierno, no esperado por más que demandado.

Las palabras del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, en la víspera, abriendo la puerta a nuevas medidas para estabilizar el mercado de la deuda pública, pusieron el marco ideal para la segunda mejor sesión bursátil en España en lo que va de año.

La cuestión, con todo, es que las heridas de fondo siguen sangrando, con lo que la subida de ayer corre el riesgo de convertirse en un rebote efímero. No es descartable, porque el miedo de los inversores solo es comparable a su nerviosismo. Así las cosas, parece claro que las decisiones que tome el BCE mañana serán clave para el devenir de los mercados en lo que resta de año.

Salvo sorpresas, se espera o bien que relance la compra de deuda pública o que amplíe las inyecciones de liquidez a la banca. Por el bien de todos, esperemos que la decisión de los banqueros centrales no defraude...

Sea como sea, las heridas de fondo siguen latiendo. Como apuntaba ayer Jaume Guardiola, consejero delegado del Banco Sabadell, la especulación no va "solo sobre países, sino sobre cómo va a ser Europa". Un problema para el que reclamó una respuesta europea contundente y coordinada. Y para España, reformas del Gobierno y disposición al "consenso" de la oposición y los agentes sociales.

La mayoría de los expertos y los protagonistas del mundo económico están de acuerdo en que es la única vía para evitar que los ataques a los países del euro se repitan cíclicamente. Pero antes hay que solucionar lo más inmediato.

Las medidas del Ejecutivo y la expectativa de las del BCE contribuyeron ayer a que la diferencia entre el bono español a 10 años y el alemán de referencia se relajase ayer de forma notable, desde los 311 puntos básicos de la víspera hasta el entorno de los 250 puntos.

El Ibex 35 se apuntó la segunda mayor subida del año, 4,44%, casi el doble que la media europea, hasta los 9,678,4 puntos. Los bancos, muy castigados por su exposición a la deuda últimamente, fueron los grandes protagonistas de la jornada. Contribuyeron también grandes valores, como Repsol y Telefónica, o Abertis, que podría entrar en los aeropuertos.