El culebrón desatado en el seno de la patronal de las cajas de ahorros, la CECA, tras la dimisión hace un mes de su anterior presidente, Juan Ramón Quintás, tuvo ayer un desenlace tranquilo y esperado. Isidre Fainé, presidente de La Caixa, fue elegido por unanimidad para ocupar el puesto vacante. Amado Franco, su homólogo en la aragonesa Ibercaja y el preferido por Quintás para sustituirle, aceptó finalmente retirar su candidatura y recibió a cambio una de las cuatro vicepresidencias de la asociación.

Como se encargó de resaltar horas antes de que se hiciese oficial su nombramiento, el máximo dirigente de la mayor caja y tercera entidad financiera española ha mantenido una "actitud pasiva" en el proceso de sustitución de Quintás. De entrada no tenía intención de postularse, pero el Gobierno, el Partido Popular y los presidentes de Caja Madrid y Unicaja, Rodrigo Rato y Braulio Medel, respectivamente, le pidieron que encabezase a las entidades de ahorros en un momento complicado para el sector financiero a consecuencia de la crisis económica.

La condición que puso Fainé es que su nombramiento se produjese por consenso y no desencadenase una batalla por el poder en el seno de la CECA. Y así ha sucedido finalmente. Su elección como presidente y la de Franco como vicepresidente primero se ha producido merced a una "candidatura única consensuada por todas las cajas y por unanimidad", según explicó la institución en una nota divulgada tras el consejo.

NEGOCIACIONES La clave para alcanzar el pacto, apuntaron fuentes de la CECA, fue que las partes acordaron hacer una defensa pública del modelo de cajas "para que no hubiera ninguna duda" sobre su posición. Fainé y Franco querían dejar claro que todo el sector, por más que necesite "evolucionar y adaptarse a los nuevos escenarios económicos", defiende su naturaleza de instituciones privadas de fundación pública, muy vinculadas al desarrollo social y económico de sus respectivos territorios.

Así, la nota anuncia que el consejo de la patronal va a analizar las "diferentes fórmulas" para reforzar los recursos propios de las cajas de ahorros (léase, no solo la vía de dotar derechos políticos a las cuotas participativas, una especie de acciones sin posibilidad de voto). Pero siempre "preservando su naturaleza fundacional".

COLABORAR AL DESARROLLO Además, la patronal de las entidades de ahorro seguirá defendiendo la "armonización, apoyo y defensa" de los intereses de todas las cajas, "independientemente del tamaño de cada una de ellas". Asimismo, y tal y como recordó ayer en su comunicado, promoverá un acuerdo de "todo el sector público" para que el marco normativo de las cajas les permita mejorar su función financiera y colaborar al "desarrollo económico y social de su territorio".

El acuerdo se alcanzó por la mañana y la reunión del consejo, convocada para las seis de la tarde, apenas duró 20 minutos. En contra de lo que se había especulado, Fainé y Franco no habían pactado repartirse la presidencia durante los cuatro años de su mandato, según fuentes de sus dos cajas.

ARDUA LABOR El resto de entidades ven con buenos ojos que la caja más grande encabece al sector en unos momentos difíciles. Fainé, que también es vicepresidente de Telefónica y Repsol, entre otras compañías, tiene por delante la ardua labor de representar al sector, inmerso en una intensa reestructuración --con fusiones ya acordadas y otras en vías de negociación-- y con una reforma legal prevista para finales de año.