Japón no ha sido el país más afectado por la crisis de las hipotecas "subprime", aunque las pérdidas de sus bancos han sido millonarias, la caída del Nikkei ha superado el 20 por ciento y su mercado de la vivienda está en pleno ajuste.

A la segunda economía del mundo, que ya vivió su dura "burbuja" financiera a principios de los 90, la crisis que estalló hace ahora un año en los mercados internacionales le ha ido llegando paulatinamente y algunos expertos creen que lo peor está por venir.

Hasta junio de este año, los seis primeros bancos nipones -Mitsubushi UFJ, Mizuho, Sumitomo Mitsui, Resona, Sumitomo Trust y Chuo Mitsui- han acumulado unas pérdidas relacionadas con las "subprime" de 1,03 billones de yenes (9.410 millones de dólares).

Si se incluye a todas las instituciones financieras, las pérdidas sumaban a finales de marzo en Japón los dos billones de yenes (18.272 millones de dólares).

Una nadería al lado de las cifras astronómicas que divulgan desde hace meses las entidades de EEUU, pero destacables si se tiene en cuenta que el sector bancario nipón se veía, hasta hace nada, inmune a esta tormenta financiera.

Por lo general conservador y poco dado al riesgo, el sector bancario nipón siempre vio reducida su exposición a la crisis. De hecho, parte de sus pérdidas no están vinculadas directamente a las "hipotecas basura", sino ligadas a productos financieros más complejos que tenían como activos secundarios ese tipo de créditos.

Hasta final de marzo los tres primeros bancos japoneses, sobre todo Mitsubishi UFJ, poseían 4,7 billones de yenes (44.389 millones de dólares) en deuda emitida por las hipotecarias Fannie Mae y Frieddie Mac, que han tenido que ser rescatadas por el Gobierno de EEUU.

El Nikkei, segunda plaza bursátil del mundo, ha perdido desde el 9 de agosto de 2007, fecha que se toma como referencia del inicio de la crisis, un 23 por ciento de su valor (4.000 puntos) y entre las grandes perjudicadas han estado las compañías financieras.

Sólo en enero, la bolsa tokiota perdió un 13 por ciento, en su peor arranque anual en un cuarto de siglo, herida por la debilidad económica en Estados Unidos.

En este último año dominado por las "subprime", Japón ha evidenciado su fuerte dependencia del mercado norteamericano, uno de los más importantes para las exportaciones de sus fabricantes de vehículos y sus gigantes de la electrónica, y, poco a poco, su crecimiento se ha ido deteriorando.

Si a finales de 2007 su Producto Interior Bruto (PIB) alcanzaba el 3,5 por ciento, desde comienzos de este año el crecimiento de Japón ha ido decayendo y hoy se comienza a hablar abiertamente de recesión.

Ayer mismo, el Gobierno nipón indicó en un informe que la economía "se ha debilitado" por el descenso de las exportaciones y de la producción industrial, y sugirió que ha iniciado una "fase de contracción", dando prácticamente por finiquitada la mayor fase de expansión económica en Japón desde la II Guerra Mundial.

Además, el informe señaló que el empleo "se ha mostrado de forma débil" en Japón y que continúa el ajuste en el mercado de la vivienda, protagonista del estallido de la "burbuja" nipona en 1991.

Aunque sin llegar a las cotas que se vivieron entonces ni a situaciones de algunos países europeos, el sector inmobiliario nipón lleva un año de crisis a causa de la subida de los precios, la caída de la demanda achacada al bajo consumo y el endurecimiento de las normas de construcción.

Hace doce meses que se contrae progresivamente el inicio de casas nuevas en Japón, un indicador que desde que comenzó 2008 ha acumulado un descenso del 10 por ciento.

Otro dato más para el pesimismo: Japón tiene hoy la inflación más alta de los últimos quince años, en el 1,9 por ciento. Mientras, los tipos de interés son los más bajos del mundo industrializado, sólo el 0,50 por ciento, lo que no ofrece mucho margen de maniobra a las autoridades japonesas.