La inesperada apertura alcista de Wall Street consiguió alejar al Ibex de mínimos, pero no de las pérdidas. La cuarta jornada consecutiva en rojo le restó el 0,18% y terminó en 8.984 puntos, presionado, como ya es habitual, por la banca. Los inversores siguieron abonados a las ventas aprovechando las importantes plusvalías generadas por un rally fundamentado en la baja valoración de las acciones.

Mientras el mercado estadounidense se debatía entre descontar el repunte de las peticiones semanales de subsidios de desempleo, superior al previsto, y la subida del 0,3% de los precios de producción, que aleja los temores de deflación, al menos a corto plazo, los parquets europeos se decantaron por moderar las pérdidas y cerraron con leves alzas tanto París como Londres y Fráncfort.

Por la mañana se conoció una nueva contracción de la economía española, según los datos del INE, hasta el 2,9% en tasa interanual y un 1,8% en tasa trimestral, así como un nuevo desplome de las ventas de coches en Europa en abril, un 12,3% menos interanual. Pero los inversores estuvieron más pendientes de los datos macroeconómicos estadounidenses y solo la deuda recibió algo de interés por su parte. El bono alemán a 10 años recortó su rentabilidad al 3,304% ante el mayor interés de los inversores.

Un buen ejemplo del menor ánimo alcista de los inversores fue el descenso de los precios del petróleo, que cayeron por segundo día consecutivo, en línea con la renta variable. El contrato de futuros sobre el Brent con próximo vencimiento alcanzó un precio de 56,56 dólares, un 1,36% más bajo que el miércoles.

Por lo que respecta al mercado español, los bancos, excepto el Santander y Bankinter, volvieron a lastrar al mercado. Así, el BBVA retrocedió el 0,73%; el Popular, el 1,63%; Banesto, el 1,2%; y el Sabadell, el 1,09%. Telefónica no ayudó a levantar al índice, ya que cayó el 0,68%; tampoco Repsol, que cedió el 0,87%, ni Iberdrola (-0,67%).