Los peritos judiciales del caso Bankia, Antonio Busquets y Víctor Noguera, han ratificado la existencia de irregularidades en las cuentas empleadas por Bankia en su operación de salida a bolsa en el 2011 al "no reflejar la imagen fiel" y "no cumplir la normativa de aplicación". Así lo exponen ambos expertos en sendos informes remitidos al juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, en los que sostienen las conclusiones de anteriores escritos, que ahora apoyan en los correos del inspector José Antonio Casaus a sus superiores, críticos con el estado y la viabilidad del grupo BFA-Bankia.

Sobre los detalles de las reuniones mantenidas en el 2011 entre los inspectores del Banco de España y los directivos de Bankia y su matriz, BFA, expone Busquets que la institución "no incluyó información sensible" como muestra que no exista comunicación alguna en la que se trate el descuento inicial del 74% aplicado a las acciones de la entidad, algo que califica de "increíble".

Además, rebate el contenido de los contraperitajes realizados por expertos de las defensas, y defiende que se investigue la labor de la firma auditora Deloitte en el proceso que constituyó Bankia al considerar su participación activa y por tener la obligación de velar porque no existan "fraudes o irregularidades". Al respecto, insiste en que las entidades "no se tornan inviables de la noche a la mañana" y desconfía tanto de las supuestas "auditorías intachables" de Deloitte como de la declaración de su socio auditor, Francisco Celma, quien argumentó ante el juez que "en agosto del 2011, justo después de la salida a bolsa, el mundo cambió".

INESPERADA RECESIÓN

Sobre la reformulación de las cuentas en el 2011, niega que esta se produjese por los efectos de una "inesperada recesión", como achacaron algunos de los entonces integrantes del equipo de supervisión del Banco de España ahora investigados, y apunta como verdadero motivo a la llegada del nuevo equipo del presidente José Ignacio Goirigolzarri y la existencia de pérdidas sin justificar. "Al menos hasta el 4 de mayo del 2012 toda la información que Bankia vertió al mercado presentaba una situación favorable", destaca el perito, que relata cómo "tan sólo 11 días después" la situación derivó en "enormes pérdidas". Entre otras operaciones cuestionadas, el informe señala los supuestos "intereses minoritarios de Bancaja Inversiones", un asunto al que consideran de "importancia capital" dado su elevado impacto en los resultados, cifrados en 900 y 1.200 millones de euros.