Desde que accedió a la presidencia del Gobierno hace más de cinco años, no ha habido foro económico en el que José Luis Rodríguez Zapatero haya dejado de defender el diálogo social como uno de los principales activos de la economía española. Tras el estallido de la crisis, el presidente redobló su apuesta y se amparó en las negociaciones en curso para no adoptar de forma unilateral algunas de las medidas más polémicas que le demandaban desde casi todas las instancias.

Precisamente por ello, y por lo que tanto el presidente como su entorno la consideran un ataque directo en clave partidista, la ruptura de las negociaciones oficializada ayer brindó una de las imágenes más duras que se le recuerdan al líder del Ejecutivo. Rodríguez Zapatero dejó de lado el talante y cargó con una aspereza casi sin precedentes contra la CEOE y, muy singularmente, contra su presidente, Gerardo Díaz Ferrán. "Expreso mi decepción, porque era ahora cuando había que arrimar el hombro", dijo desde Palma de Mallorca, donde presidió un Consejo de Ministros monográfico sobre la situación del sector del turismo.

Decepción --lo dijo tres veces para que sonase alto y claro--, y también "sorpresa" de que la patronal no haya hecho un "esfuerzo suficiente" para llegar a un acuerdo, cuando la última propuesta del Gobierno "era solo de apoyo a los empresarios, sin exigirles sacrificios".

LA SOMBRA DEL PP La andanada no se quedó ahí, y Zapatero aseguró que la propuesta alternativa presentada el jueves por la CEOE es "irresponsable" e "inasumible" para el Gobierno, al "poner en entredicho" el sistema laboral vigente y las pensiones. "Es una propuesta para el fin del diálogo, una casi enmienda a la totalidad en la recta final de la negociación que expresa su poca voluntad en llegar a un acuerdo", añadió.

Tanto los sindicatos como algunas fuentes del Gobierno creen ver en la actitud de la patronal una doble estrategia. Por una parte, estiman que la CEOE pensaba que el Ejecutivo iba a estar "ansioso" por cerrar un pacto a cualquier precio y que si retrasaba las negociaciones hasta después del verano, cuando el paro volverá a crecer con probabilidad, la presión a la que estaría sometido el Ejecutivo le haría acceder a todas sus demandas.

Además, sostienen que la patronal se ha alineado con la postura del PP --sobre todo tras una reunión de Díaz Ferrán con Rajoy-- para desgastar al Gobierno. Zapatero ni dio crédito ni descartó del todo esta opción. "El presidente de la patronal en principio habla por la CEOE, no conozco interferencias políticas. Pero es verdad que expreso mi sorpresa", reiteró.

QUIEBRA E INJUSTICIA El problema de fondo es que la patronal aceptó en una primera fase del proceso iniciado hace un año no incluir una serie de puntos sensibles --particularmente la reforma laboral-- en las negociaciones y, en el último momento, los ha querido rescatar. Argumentó Rodríguez Zapatero que la rebaja de cotizaciones que exigía la patronal (cinco puntos) llevaría a la Seguridad Social "a quebrar". También criticó que la CEOE haya pretendido "nada más y nada menos" que reabrir temas como el coste del despido o el absentismo. "Me parece injusto que los trabajadores pierdan sus derechos. Esto es ir a una España de muchos años atrás", afirmó.

Ante esta situación, concluyó, el Gobierno da por rotas las negociaciones (se certificó en una reunión celebrada por la tarde en Madrid) y responsabiliza de ello a la CEOE. Por ese motivo, a partir de ahora tomará decisiones "dialogando con sectores empresariales y, sin duda, con los sindicatos". Es decir, el Gobierno descarta a la CEOE --que ha convocado una reunión extraordinaria de su junta directiva para el martes-- como interlocutora, y buscará acuerdos con las sectoriales.

La respuesta de la CEOE fue más suave en las formas, pero no tanto en el contenido. Mediante un comunicado, mostró su "decepción" --el mismo calificativo usado por el presidente-- con el Gobierno y los sindicatos por su negativa a abordar "con ambición y rapidez" las reformas estructurales que precisa el país para salir de la crisis.

La patronal puso especial énfasis en desmontar la "falsedad" de que haya defendido el despido libre o de que pretenda impedir la defensa jurídica de los trabajadores, como se le ha imputado desde el Ejecutivo y los sindicatos. Esto sí, volvió a defender que cualquier pacto social que no incluya reformas estructurales estaría "vacío de contenido".

RESPALDO DE UGT Y CCOO Por su parte, los sindicatos secundaron ayer la decisión del Gobierno de dar por finalizado el diálogo social y criticaron que la patronal haya dado el salto de "interlocución a lobby de presión". A su juicio, la patronal CEOE quiere aprovechar la debilidad del Gobierno socialista para lograr en el Parlamento lo que no están consiguiendo pactar en la negociación.