El barril de petróleo Brent, la calidad de referencia en Europa, llegó a superar ayer los 54,95 dólares, una cota jamás alcanzada desde que cotiza el contrato de futuros en el mercado de Londres. En Estados Unidos, el crudo se disparó muy por encima de los 56 dólares.

El alza de 500.000 barriles diarios acordado ayer por la Organización de Países Exportadores (OPEP) en la ciudad iraní de Isfahán no sirvió para calmar los ánimos. El incremento de oferta de la OPEP, propuesto por su principal socio, Arabia Saudí, que la eleva hasta 27,5 millones de barriles diarios, no hace más que oficializar la producción real del cártel. Tampoco contribuyó a apaciguarlos conocer que los inventarios de gasolina disminuyeran en EEUU la semana pasada más de lo previsto.

En este entorno, los precios de venta al público de los carburantes se han situado de nuevo muy altos. Especialmente el gasóleo de automoción, que ha estrechado de forma considerable su diferencial de precio con la gasolina, hasta llegar en algunas zonas a sólo un céntimo, aunque los precios medios están entre dos y tres céntimos. Este fenómeno comenzó a producirse en la anterior escalada del crudo a finales del 2004, cuando el carburante diésel superó en precio a las gasolinas en el mercado mayorista. Este hecho no se reflejó en el precio final porque el gasóleo soporta una menor proporción de impuestos.

"Nos encontramos ante un mercado de relativa escasez por el tirón de la demanda, en el que cualquier rumor o noticia dispara la volatilidad", según Gregorio Izquierdo, economista del Instituto de Estudios Económicos. La subida de precios es tan fuerte que el beneficio de un dólar fuerte con respecto al euro empieza a deshincharse. En este sentido, mientras que el año pasado la cotización media del crudo fue, traducido de dólares a euros, de unos 30, en la actualidad ya es de unos 40 euros, cuatro veces más que la que había en 1998, afirma Izquierdo.

El temor al impacto en la economía renació ayer. Los expertos creen que por cada cinco dólares de alza sostenida del crudo, se restan de tres a cuatro décimas al crecimiento mundial.