La economía española creció el 1,8% en el tercer trimestre, la tasa más baja desde finales de 1993 lo que, según el Instituto Nacional de Estadística, "confirma el perfil desacelerado que muestra el producto interior bruto (PIB) desde comienzos del 2000".

El consumo de las familias y la inversión de las empresas son los dos factores que frenaron el crecimiento de la economía durante el verano, mientras que la construcción se mantuvo como su principal motor. La sorprendente evolución de las exportaciones evitó una mayor depresión del PIB. Por su parte, la industria abandonó la recesión en la que se encontraba durante los últimos trimestres, mientras que el sector servicios sufrió los efectos de la crisis turística.

Pero detrás del dato arrojado por el INE, se esconde la cuestión acerca de si la crisis realmente ha tocado fondo o no.

OPTIMISMO OFICIAL

El secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, volvió a recordar, una vez más, que lo peor de la desaceleración "más larga de las últimas décadas" ya ha pasado. Según sus cálculos, el PIB crecerá por encima del 2% durante el cuarto trimestre, de modo que, "para la media del año, el suelo del 2% está garantizado, y posiblemente por encima". La última previsión lanzada por el Gobierno del PP sobre crecimiento del año 2002 es del 2,2%; para el 2003, es del 3%.

Desde el punto de vista del Gobierno, lo importante es que la economía crece algo más de un punto por encima de la media de la Unión Europea, y que el empleo, en términos de contabilidad nacional (puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo), sigue creciendo (al 1,4%). Según el INE, durante el último año se han creado un total de 204.000 empleos, cifra que --tal como recordó De Guindos-- supera la estimación oficial de 175.000 nuevos puestos de trabajo.

El Consejo Superior de Cámaras de Comercio opinó, sin embargo, que "el avance del PIB difícilmente será superior al 2% en el conjunto del año 2002" y que, en durante el 2003, podría situarse en el 2,6%.

LA PEOR NAVIDAD

"Vamos camino de la peor Navidad desde que gobierna el PP, con un paro al alza y una inflación que más duplica la tasa de crecimiento de la economía española", vaticinó el responsable de Economía del PSOE, Jordi Sevilla.

Por su parte, UGT destacó que los asalariados no deben pagar "las consecuencias de una mala gestión" de la política económica. "Precisamente de ellos --añadió--, y de su capacidad de compra, dependerá el impulso de la actividad empresarial y, en consecuencia, de la recuperación".