El sindicato de pilotos de Iberia volvió a rechazar la oferta que ayer le entregó por escrito la aerolínea para evitar la huelga de este colectivo. La compañía se compromete en este documento a garantizar que los empleos de los pilotos no se verán afectados por la creación de la nueva línea de bajo coste Catair, en la que Iberia tendrá una participación del 20%. En lo que podría ser un hito en las relaciones laborales, la dirección general de Trabajo y el Ministerio de Fomento ejercieron de avalistas de la propuesta: un blindaje del que no disfruta ningún empleado de ninguna empresa privada del mundo.

Mientras la tranquilidad dominó entre los usuarios de los dos grandes aeropuertos españoles --la mayoría de viajeros canceló sus vuelos o los aplazó--, Iberia volvió a convocar a los pilotos a una reunión a última hora de la tarde. La aerolínea anunció que entregaría una triple garantía de que no se producirán extinciones de contrato de los pilotos, ni expedientes de regulación causados por la entrada de Iberia en el capital de Catair. La empresa se comprometió a no disminuir los vuelos de largo radio que operan los comandantes y copilotos del SEPLA.

DISTINTAS VERSIONES La reunión apenas duró 15 minutos. A su término, el jefe de la sección sindical del SEPLA, Bernardo Obrador, aseguró no haber recibido ninguna propuesta ni documento para debatir. Añadió que la postura de la aerolínea era "la misma". La esperanza de que la protesta se limitara a una sola jornada se desvaneció. Iberia pierde unos cinco millones de euros por cada día de huelga.

La versión de Iberia de esa fugaz reunión fue diferente. "Obrador y el resto de los miembros de la sección sindical se negaron a recoger el documento", dijeron los portavoces de la empresa y dieron a conocer la propuesta de acuerdo a los medios de comunicación. La oferta a los pilotos no tenía únicamente la garantía de Iberia --que no le merecía "ninguna credibilidad" a Obrador--. El documento ponía en manos de la autoridad laboral el "tomar las medidas oportunas" para que Iberia readmita a los pilotos y les abone los salarios devengados si incumple este acuerdo.

También se ofrecía la creación de una comisión de control en la que participaría el SEPLA, Iberia, los ministerios de Trabajo y de Fomento. Estaría encargada de analizar los efectos de la creación de Catair y velaría por el acuerdo rechazado. Cuando el director general de Iberia, Enrique Donaire, aseguró que garantizaría "ante notario" que los empleos de los pilotos no corrían peligro con la creación de Catair, el SEPLA le tomó la palabra y exigió un aval bancario para asegurar también los salarios de los 1.850 pilotos de Iberia hasta que estos cumplieran los 65 años. No existen precedentes de peticiones sindicales similares.

El SEPLA sabía que esta reivindicación era inasumible para Iberia pese a que Obrador aseguró que el coste de sus reivindicaciones no le "preocupaban" porque no eran su "problema". Finalmente, el domingo por la tarde, el jefe de esta sección sindical presentó una nueva oferta donde "simplemente solicita una garantía de mantenimiento de los puestos de trabajo de los pilotos, sin exigir ninguna garantía económica". Algo que podía haber sucedido ayer.