Nadie quiere hacerse demasiadas ilusiones, y mucho menos hacerlas públicas, pero los protagonistas españoles de Opel no ven con malos ojos que General Motors (GM) haya decidido no vender el 55% de su filial europea al consorcio formado por la compañía austriaco-canadiense Magna y al banco ruso Sberbank. Los sindicatos y la Administración confían en que la multinacional estadounidense mantenga el pacto de 900 despidos en Aragón o que incluso reduzca el recorte laboral.

El que lo dejó ayer más claro fue el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, al recordar que su Gobierno siempre ha preferido el proyecto de la compañía de Detroit, ya que "sus condiciones eran mejores que las iniciales" de Magna. Más evidente aún: "General Motors siempre ha visto con bueno ojos a la factoría de Figueruelas".

La inesperada decisión provocó sorpresa y enojo en los representantes sindicales en España, ya que en principio echa al traste el acuerdo alcanzado hace unas semanas, tras meses de complejas negociaciones, con Magna. Pero pronto fue ganando fuerza la idea de que puede no resultar una mala noticia. Al fin y al cabo, como recordó la federación metalúrgica de UGT, GM "siempre ha beneficiado a esta factoría con sus decisiones al tener en cuenta que es la más eficiente del grupo en Europa".

CONOCIMIENTO El líder del sindicato, Cándido Méndez, se mostró convencido de que los representantes de los trabajadores españoles de Opel tendrán ahora algo menos de trabajo, porque General Motors conoce "perfectamente" la importancia de la fábrica zaragozana para el grupo: aporta el 40% de las ventas y el 40% de la producción. O lo que es lo mismo, es la planta "más competitiva de Opel en Europa, e incluso en el mundo", como apuntó su homólogo de CCOO, Ignacio Fernández Toxo.

Prueba de que los sindicatos españoles tienen sensaciones moderadamente positivas es que han decidido no sumarse a la huelga convocada para hoy por sus homólogos alemanes. De hecho, existe una impresión muy generalizada de que el Gobierno y las centrales germanas preferían a Magna porque, a cambio de ayudas, les ofreció recortar menos empleos en el país. De los 10.000 despidos pactados en Europa, Alemania asumía 4.000.

CONDICIONES Con todo, nadie quiso echar las campanas al vuelo. El ministro de Industria advirtió de que el Gobierno no admitirá que el acuerdo con GM sea peor que el alcanzado con Magna. Los sindicatos pactaron la salida de 900 de los 7.000 empleados de Figueruelas, frente a los 1.700 que pretendía Magna. Tras una reunión del Ministerio de Industria, el Gobierno aragonés y los sindicatos, el presidente del comité de Figueruelas, José Juan Arcéiz (UGT), apuntó que "no habría problema" en alcanzar un pacto similar con GM.

El vicepresidente de GM, John Smith, adelantó que presentarán en breve un plan de reestructuración "muy similar" al de Magna. El grupo lanzó un mensaje conciliador para España al afirmar que Figueruelas ha sido "parte integral de GM en los últimos 27 años y será una operación clave en la estrategia futura europea del grupo", según Enrico Digirolamo, vicepresidente financiero de GM en Europa.

En Alemania, la decisión de General Motors cayó como un jarro de agua fría y faltaban adjetivos para describir la indignación del Ministerio de Economía, que ha exigido a GM que devuelva el crédito de 1.500 millones.