El sindicato alemán IG Metall quemó ayer las banderas de la semana laboral de 28,5 horas, equivalente a cuatro días, y aceptó un acuerdo para que sus afiliados trabajen hasta 34 horas semanales en el grupo Volkswagen (VW). El acuerdo rompe con una de las exigencias históricas más importantes del sindicalismo alemán y, toma mayor relevancia debido a que el aumento de la jornada no supondrá un incremento de la remuneración.

IG Metall y la dirección de Volkswagen firmaron ayer un acuerdo "sobre la base de asegurar la producción en las seis fábricas del oeste alemán" a cambio de que sus 100.000 trabajadores acepten mayor flexibilidad en la jornada, según dijo ayer el principal negociador del sindicato alemán, Hartmut Meine. El sistema pactado, que prevé trabajar de 25 a 34 horas semanales según las necesidades de producción con el mismo sueldo, es similar a la bolsa de horas flexibles que ya se aplica en la filial española Seat.

El abandono de la semana laboral de 28,5 horas por IG Metall, que la mantuvo desde los años 90, fue una sorpresa, toda vez que el sindicato había rechazado de plano, hace meses, una propuesta en ese sentido.

La contrapartida de la jornada flexible consiste en asegurar los puestos de trabajo hasta el 2011, según explicaron los representantes de IG Metall en Langenhagen, cerca de Hannover, donde se realizaron las conversaciones.

Hartmut Meine informó también de que la nueva actualización del Golf, el modelo superventas de VW, será producido en la planta de Wolfsburg --la sede central del grupo--. Con esa garantía, la capacidad para ensamblar 460.000 automóviles anuales de la planta quedará aprovechada.En las otras cinco plantas, en Hannover, Kassel, Emden, Braunschweig y Salzgitter, también se han logrado acuerdos de producción, según indicó el representante de IG Metall.

Los dirigentes sindicales creen que ahora VW ha quedado en condiciones de concretar inversiones y asegurar la producción prevista en las seis fábricas alemanes durante los próximos años. Esta situación es especialmente significativa para los trabajadores de la zona occidental del país, donde se ubica el 30% de la plantilla total del grupo, cuyos integrantes disfrutan de los salarios más altos del consorcio a nivel mundial.

AMENAZA DE DESPIDOS Los dirigentes del combativo sindicato IG Metall cambiaron ideología por puestos de trabajo seguros, sobre la base de que la empresa garantizará empleo en las fábricas alemanas. El acicate fue la amenaza del primer fabricante de automóviles de Europa de que estaba dispuesto a imponer un plan de reducción de costes, que afecta especialmente a la marca Volkswagen, y que conllevaba la supresión de 20.000 puestos de trabajo.

El responsable de recursos humanos del grupo, Horst Neumann, indicó que el acuerdo permite "avanzar mucho en la reestructuración de Volkswagen", con lo que aumentará la competitividad. Aunque se mantiene el sueldo, la empresa pagará 6.279 euros para financiar el fondo de pensiones de cada empleado y premios especiales en caso de beneficios. "Quien trabaje bien, ha de ser recompensado", indicó Neumann.

FECHA LIMITE El acuerdo de ayer se logró después de una noche de negociaciones y entrará en vigor el 1 de noviembre. Esa es la fecha límite deseada por el el presidente del consorcio alemán, Bernd Pischetsrieder, que pretendía alcanzar dicho acuerdo antes de noviembre para anticiparse a la reunión anual en la que la dirección del grupo revisa el programa quinquenal de inversiones.

También se da en un momento en el que VW ha aumentado sustancialmente sus ingresos y beneficios por ventas, hasta alcanzar 2,9 millones de vehículos y una facturación que creció en un 14,2% hasta 51.900 millones de euros. "Estamos en la buena dirección y hemos conseguido un progreso significativo en la mejora de nuestra competitividad. Sin embargo, los beneficios todavía no son satisfactorios. Es por ello que se deben aumentar los esfuerzos por asegurar la rentabilidad y el futuro de nuestro grupo", manifestó hace poco Pischetsrieder.