Marcha atrás y ahora por el camino de la izquierda. El PP, que hasta hace unos días se oponía de forma tajante a cualquier subida del recibo de la luz, ha terminado por aceptar el encarecimiento controlado que prepara el Gobierno para octubre. La tarifa reflejará en unos días la variación que ha experimentado el coste de producir electricidad desde el pasado 1 de julio. El secretario de Estado de Energía, Pedro Marín, confirmó ayer el pacto. "Parece claro que en el acuerdo entre los dos partidos sí que tenemos decidido que los cambios que se produzcan en el precio de la energía se tienen que traducir a los precios finales", afirmó. La decisión, explicó, se ha tomado dentro de las negociaciones para alcanzar un pacto de Estado en materia energética.

El PP consiguió el pasado julio que el Ejecutivo no subiese la luz entre el 3% y el 7%, como tenía previsto, a cambio de avenirse a negociar con el Ministerio de Industria el acuerdo energético. Las negociaciones avanzan lentamente y los populares llegaron a amagar con romperlas si el recibo se encarecía en julio. "El Gobierno está amenazando con una subida de tarifas que no compartimos", advirtió la semana pasada Cristóbal Montoro, su coordinador económico.

EJERCICIO DE EQUILIBRISMO Tras el anuncio de ayer del secretario de Estado, el PP trató, en un complejo ejercicio de equilibrismo, de distanciarse del inminente encarecimiento de la luz sin oponerse al mismo. En declaraciones a varias agencias de noticias, Alvaro Nadal, secretario de economía y empleo del partido, negó la existencia de un pacto con Industria, pero defendió como "lógico" que la tarifa refleje la variación en el coste de la energía.

El Gobierno, argumentó, es el responsable de la subida, por no avanzar con mayor rapidez en las negociaciones del pacto de Estado, mientras que el PP solo busca "evitar como sea la subida masiva de la luz". En este sentido, Industria, añadió, ha perdido el tiempo al no haber presentado todavía una propuesta para eliminar parte de los "enormes" costes que la "mala política energética" del Gobierno ha introducido en la tarifa.

Fuentes del ministerio dirigido por Miguel Sebastián apuntaron que las negociaciones con el PP siguen su curso y aseveraron que la intención de las dos partes es acordar lo antes posible una reducción de los costes. No se considera probable, dijeron, que el acuerdo esté listo antes de octubre y modere la subida, pero tampoco se descarta debido a lo impopulares que resultan los encarecimientos de la tarifa.

Para tratar de neutralizar en lo posible el descontento social, el Gobierno decidió la semana pasada congelar la parte de la tarifa que está bajo su control, de manera que el alza final de octubre no sea tan fuerte como hubiera resultado sin su intervención. Se trata de las tarifas de acceso o peajes: la parte del precio final de la luz con la que se paga el mantenimiento y uso de la red y otros componentes especiales, como las primas a las renovables. La tarifa reflejará la variación del coste de la energía, que se fija mediante una subasta que tendrá lugar hoy. La última, en julio, dio unos precios el 11,6% superiores a los de enero.

El previsible encarecimiento será el primero desde el de enero (2,6%). En julio, el Gobierno tuvo que rebajar los peajes para neutralizar la subida de los costes de la energía y lograr la congelación de la tarifa pactada con el PP. Pero ahora no quiere repetirlo, pues busca evitar que el déficit de tarifa (la diferencia estructural que suponen unos ingresos del sistema permanentemente menores que sus costes) supere los 3.000 millones de euros estipulados por el Ejecutivo para todo el ejercicio y sobrepase los 16.000 millones acumulados en los últimos años.