Para los alumnos, cursar un MBA supone un parón profesional. Sabiendo que dedicarán entre un año y medio y dos años a mejorar su formación y que eso, en muchos casos, puede suponer endeudarse por varios años, es lógico que la decisión de cuál será la escuela en la que cursar el máster no se tome a la ligera. "Yo tardé dos años en decidir en qué escuela me matriculaba", explica Gautam Hiranandani, marino mercante de 30 años de Bombay. Su profesión le permitió comparar escuelas de negocios de medio mundo. Se matriculó en el IESE.

Sin duda, el idioma y la ciudad influyen a la hora de tomar la decisión. Aunque no siempre es obligatorio, prácticamente todos los estudiantes aprenden castellano. "Te abre la posibilidad de trabajar en Latinoamérica", precisa Nick Wakeling, británico de 30 años, abogado de empresas y finanzas.