En la primavera del 2007, la banca de inversión norteamericana Goldman Sachs (GS) colocó unas emisiones "muy seguras" entre bancos británicos de primer orden. Meses después a esos productos se les conoció con el nombre subprime , de infausta memoria. ¿Es que nadie iba a pagar por ello? Dos años después, la FSA británica --equivalente a la CNMV española--, a instancias de los engañados, ha puesto una sonora multa a Goldman Sachs de 21,2 millones de euros.

La eximente de no tener antecedentes no es aplicable, porque el pasado mes de julio la SEC --CNMV de Estados Unidos-- ya había multado a la misma firma con 550 millones de dólares. No hay noticia de propósito de la enmienda, salvo que se acepte como tal la "franca colaboración prestada por GS", según la FSA. Cualquier novato en temas bursátiles esperaría ayer que los inversores (o sea, las víctimas del magno engaño de GS) se tomaran la justicia por su mano y la castigaran haciendo caer su precio. Pues no, todo lo contrario. Wall Street abrió sus puertas como lo hace el reino de los cielos para los hijos pródigos --sobre todo en subirse el sueldo-- y arrepentidos, y cotizó al alza las acciones de GS hasta un 1,87%. Quedan avisados los agnósticos. La sesión ya era favorable porque ayer se supo que el desempleo en EEUU disminuye unas décimas y el abultado déficit comercial se ha reducido un 14% en julio.

El dato influyó más que la aprobación de la reforma laboral en España, tan exigida por el sector financiero. El Ibex cerró en 10,700 puntos, con aumento del 1,2%. Todos los grandes valores subieron: BBVA, el 1,93%; Banco Santander, el 1,33%; Repsol, el 0,91%; Iberdrola, el 0,72%, y Telefónica, el 0,56%. Ebro Foods presidió las ganancias del Ibex con un alza del 5,65%, mientras que Gamesa lideró las pérdidas al bajar el 1,39%.

En Europa, con el euro a 1,273 dólares, Milán ganó el 1,35%; París, el 1,22%; Londres, el 1,19%; el índice Euro Stoxx 50, el 1,07%, y Fráncfort, el 0,93%.