Tras la media veda muchos cazadores vuelven a coger su arma para disfrutar de la caza mayor y se encuentran con problemas en sus escopetas. El calor del verano ha hecho de las suyas y produce gripados y otros contratiempos. que se revelan justo cuando el arma va a tener más uso. El aceite que lubrica algunas partes de la escopeta se reseca, con lo que el rozamiento es mayor y se produce desgaste de partes metálicas. Además, las partículas de polvo en suspensión de los caminos en verano puede actuar como una auténtica lija durante su limpieza.

Los cañones, de tanto disparo, pueden calentarse y desoldarse. Por eso es conveniente tener un paño húmedo y pasarlo por los cañones para rebajar la temperatura. La sudoración de las manos en ocasiones puede tener tanta fuerza que es capaz de oxidar los componentes metálicos de la escopeta.

Para que la escopeta esté perfectamente engrasada es preciso eliminar la antigua y lubricarla durante periodos más cortos de tiempo. También es conveniente añadir una cantidad mayor de lubricante en cada engrase. Los expertos recomiendan salir al campo con unos pocos centímetros cúbicos de aceite liviano o el tradicional que se vende en espray, la baqueta de cuerda, una conexión que por un lado enrosca en el tornillo de la baqueta y por el otro acepta la rosca de los cepillos, un cepillo de pelos de bronce, y otro igual, pero de lana. Con todo ello nos aseguramos un mantenimiento in situ perfecto.