Con una reverencia y con los ojos humedecidos, el presidente de Toyota, Akio Toyoda, dio la cara ayer por primera vez desde que se conocieran los fallos en varios modelos y pidió perdón a sus clientes.

Semanas después de que el primer fabricante mundial se haya abocado a su peor crisis de imagen en 70 años de historia y tras sufrir abultadas pérdidas en la bolsa, Toyoda convocó una multitudinaria rueda de prensa en Nagoya para dar la cara por los posibles fallos de seguridad de una compañía que, durante años, ha sido elogiada por su apuesta por la calidad.

"Pido perdón, de forma sincera, por causar problemas a muchos de nuestros clientes durante las revisiones de muchos modelos", dijo Toyoda. "Créanme, los coches de Toyota son seguros", apuntó. Y anunció la creación de un comité de calidad que examinará las causas que han llevado a revisar ocho millones de vehículos en todo el mundo. Pero no anunció la revisión de miles de unidades de la última generación del Prius ante los posibles problemas de frenado.