La presión fiscal en España se situó el pasado año en el 35,59%, lo que representó un incremento de 1,06 puntos porcentuales respecto del 2004. Este incremento es consecuencia del crecimiento del 11,1% de la recaudación por todo tipo de impuestos, mientras que el producto interior bruto (PIB) creció 3,3 puntos menos en el mismo ejercicio.

El informe Actuación económica y financiera de las Administraciones Públicas en el 2005, elaborado por el Ministerio de Economía y Hacienda, destaca que hubo un incremento de 0,76 puntos porcentuales de la recaudación por impuestos sobre la renta y el patrimonio, y de 0,30 puntos en los impuestos que gravan la producción y las importaciones. La presión fiscal es el indicador estadístico que mide la relación entre todos los ingresos fiscales del conjunto de administraciones públicas y el PIB.

La Administración central aportó al indicador 12,65 puntos porcentuales, lo que representó un incremento de 0,62 puntos por encima del 2004. La contribución de las autonomías al aumento de la presión fiscal fue de 0,39 puntos porcentuales, lo que la situó en 7,84 puntos.

Asimismo, la Seguridad Social, los ayuntamientos y diputaciones provinciales tuvieron una aportación a la presión fiscal de 11,73 y 3,03 puntos porcentuales.

Si se compara con el resto de 25 países de la UE, España ocupó el decimosexto lugar por presión fiscal en el 2005 con el 35,6%, frente al 39,3% de la media comunitaria.

Suecia (con el 51,3%) y Dinamarca (49,6%) fueron los países que contabilizaron una presión fiscal más elevada, y Lituania (28,9%) y Eslovaquia (28,7%), la menor.