España superó por primera vez en el 2006 la presión fiscal media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), algo que, con probabilidad, volverá a repetirse en el 2007 cuando se publiquen las cifras definitivas.

La carga fiscal española representó en el 2006 el 36,6% del Producto Interior Bruto (PIB) (ocho décimas más que el año anterior), frente al 35,9% de media en el conjunto de los 30 países miembros de la OCDE, según el informe anual de las estadísticas de la recaudación pública divulgado ayer. Para el 2007, la carga fiscal subió en España al 37,2% del PIB, cifra que no se puede comparar aún con la de la OCDE a falta de datos de cuatro de sus miembros.

España había igualado en el 2005 el nivel del conocido como Club de los países desarrollados al alcanzar el 35,8%. El aumento de la carga fiscal que se ha constatado en los dos últimos años no debería continuar en el 2008, en un contexto de desaceleración económica, con la consiguiente pérdida de recaudación tributaria.