Cientos de pequeños empresarios ovacionaron el 22 de febrero del 2000 en Barcelona, durante la campaña electoral, a José María Aznar cuando éste se comprometió a suprimir el IAE para "el 90% de los negocios". Pero no cumplió la promesa hasta finales del 2002 y lo hizo a través de la reforma de la ley de haciendas locales. La iniciativa puso en pie de guerra a los ayuntamientos, que se quejaron de no haber sido consultados y de que no se les compensaba por la reducción de ingresos.