Hace ahora una década, Microsoft planteó a Netscape lo que se dio en llamar la guerra de los navegadores, y que concluyó con una demanda judicial por acusaciones de monopolio y abuso de poder, Bill Gates ante el juez, un acuerdo privado y la liquidación comercial de su rival. Diez años después, el trono de Internet Explorer se tambalea como nunca. Apple, la fundación Mozilla y ahora Google han lanzado productos que pretenden disputarle al gigante informático el favor de los usuarios de internet, casi 1.500 millones de personas. Es la segunda guerra del ciberespacio.

El detonante parece ser Chrome, el navegador que presentó Google el pasado martes y que ha logrado "muchos, muchos millones de descargas" en apenas tres días, según comentó el pasado viernes el presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt. El directivo de la compañía del primer buscador mundial justificó el nuevo programa --que habían rechazado hacer durante años-- como una forma de "balcanizar" internet y una "plataforma para construir nuevas aplicaciones que con Internet Explorer 7 no se puede". "La guerra de los navegadores de hace 10 años tenía sentido: el navegador importa", dijo.

Y es que el negocio de Google son los anuncios, y por lo tanto, le interesa que se vean bien sus formatos (las ventanas emergentes, que no ofrece Google, se bloquean por defecto). "Si internet funciona mejor, Google lo usará más gente", justifica Serguey Brin, el cofundador de la compañía, que presume de tener un navegador rápido y eficiente, pensado "para los nuevos tiempos" en los que la web incluye los programas, y que se pueden congelar sin afectar a todo el programa. Cuando dicen eso piensan en páginas como Youtube, donde ya han comenzado a incluir publicidad sobre algunos vídeos. Y como ella, la mayoría de webs 2.0 (Flickr, Kayak, Google Maps, Facebook...) y las incipientes de Web 3.0, que incluyen inteligencia artificial.

PRIVACIDAD Y DERECHOS Pero Chrome se ha encontrado ya con algunas de las primeras polémicas, sobre todo relacionadas con la privacidad. Y es que el navegador primero pide permiso para monitorizar las acciones del usuario pero luego advierte de que se actualizará sin intervención del usuario, y que podrían incluir publicidad. A cambio, también ofrece una funcionalidad que permite navegar ignorando las cookies y sin almacenar el historial de navegación. Esta facultad la tienen también otros programas como el Safari de Apple o la nueva versión de Internet Explorer, la 8, que Microsoft ha lanzado casi junto a Chrome.

Microsoft ha añadido funciones que también tiene su competidor, como la navegación por pestañas en procesos paralelos, las sugerencias de búsquedas y el buscado integrado. Pero no ha publicado el código, como ha hecho Google, que ha anunciado una comunidad de desarrolladores en torno a su navegador.