Los resultados de Telefónica, aunque mucho más abultados, están en la línea de los que estos días presentan el resto de las empresas con negocios directos o indirectos en el ámbito internacional.

Las que no tienen pérdidas, disminuyen sus beneficios; y no sólo les ocurre a las españolas. Si eso es el resultado de un ejercicio castigado por la crisis latinoamericana, la caída de los mercados bursátiles y los escándalos financieros, cabe preguntarse qué sucederá este año si, como todo indica, vamos de la crisis de confianza del 2002 al previsible conflicto bélico del 2003 en Irak, pasando por una breve etapa de incertidumbre.